Apenas escuchar la voz, la cara de Evan se transformó en alegría, y tras encontrar la fuente, salió corriendo en su dirección.—¡Tía Amy! —chilló al llegar hasta ella.La mujer, una dama morena y castaña, se agachó y lo recibió con los brazos abiertos.—¡Mi pequeñito, pero si estás enorme! —clamó alegre y lo abrazó con fuerza, para luego cargarlo del suelo.—¡Tú también has crecido mucho, tía! —dijo él, y Amelia puso mala cara al instante, lo que a Brianna le sacó una risita mientras se acercaba.—Amy, llegaste pronto —comentó la rubia.—Había menos tráfico del que pensaba. Además, estaba ansiosa por verlos después de casi dos años. ¿Cómo salió todo?—¡Quedé! —espetó Evan y volvió a abrazarla—. Mamá dice que quiere que estudie con otros niños, pero no sé…—Oh, cariño, lo harás bien. —Amelia empezó a peinar sus cabellos mientras lo mecía—. Eres muy inteligente, así que seguro saldrá de maravilla.Evan no dijo nada, solo se quedó recibiendo el cariño, siendo observado por su madre, que
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