—Jaz ¿Estás ahí? —preguntó Tatiana con preocupación. —Sí, sí, Tati. En ese momento, Ethan salió hacia el pasillo encontrando a su empleada con el móvil en una mano y sobre la consola la bandeja con los vasos y cubiertos. Con pasos firmes, se acercó a ella. —Tatiana —dijo él. La morena volteó a verlo mostrando una sonrisa incómoda, sabía lo estricto que era su jefe en cuanto a las reglas: Tenían prohibido el uso del teléfono en horas de trabajo. —D-dígame se-senor —respondió con nervios. Del otro lado del teléfono, Jazmín escuchó la voz de Ethan y su cuerpo se estremeció por completo. Tatiana cubrió con su mano la bocina del móvil, evitando que su amiga pudiese oír la conversación. —¿Con quién está hablando? —preguntó con voz rígida, ocultando su interés.—Es mi, mi amiga, señor. Le estoy informando sobre la entrevista de mañana.—¿Puede decirle que se presente a las cinco en mi oficina? —¿Hoy, señor? —Sí, Tatiana, hoy. —contesto algo irritado. —Ya le pregunto,
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