La lluvia tamborilea suavemente contra los ventanales del despacho. Ethan observa el gris opaco del cielo desde su escritorio, con una taza de café frío en la mano y un nudo cada vez más apretado en el estómago. Derek está sentado frente a él, rodeado de carpetas, papeles legales y una laptop abierta que parpadea con registros públicos, archivos antiguos y noticias locales del pasado. La tensión entre ambos no es de conflicto, sino de urgencia contenida.—He rastreado todo lo que he podido sobre la familia de Clara,—dice Derek, deslizando una hoja impresa hacia él. —No hay denuncias, ni antecedentes legales, pero hay algo que no cuadra. Clara se fue de su casa a los dieciséis. No hay registros de emancipación legal, lo que significa que se marchó por cuenta propia. Y nunca volvió.Ethan toma la hoja, lee las líneas con el ceño fruncido. En ella está su dirección de infancia, el nombre de su madre: Margaret Holloway, y el de una hermana mayor, de la que apenas hay datos.—La hermana no

Flashback Ethan está inclinado sobre un libro de arte, hojeándolo con esa mezcla de curiosidad y juicio con la que suele mirar las cosas del mundo. El vendedor de la librería, Louis, ya lo conoce. Sabe que Ethan nunca compra el primer libro que toca, que siempre comenta algo sarcástico sobre las ediciones o los errores de impresión, como si de verdad se tratara de un crítico de arte profesional.—Louis, dime una cosa, ¿qué clase de crimen editorial permite que pongan una sombra justo en el rostro del David de Miguel Ángel? —pregunta con una sonrisa torcida, alzando el libro para mostrárselo.Louis rueda los ojos. —No vas a comprarlo de todos modos, Ethan.Pero antes de que pueda responder, lo siente. Ese cosquilleo inexplicable en la base de la nuca. El tipo de presión leve que aparece cuando alguien te mira con demasiada atención. Gira la cabeza y la ve.Ella está junto a una de las estanterías laterales, hojeando un libro con el ceño levemente fruncido. Rubia, pero no de ese rubi

Derek lleva semanas sumido en archivos polvorientos, entrevistas telefónicas, registros antiguos y susurros del pasado. Clara nunca habló demasiado de su familia, eso ya lo sabía. Pero lo que antes era una sospecha, ahora se transforma en certeza: había algo oscuro en esa historia. Algo que Clara había tratado de enterrar bajo capas de silencio.Una tarde, mientras revisa antiguos contactos de la universidad, logra comunicarse con una mujer llamada Sofía Andrade, excompañera de estudios de Clara. Tras algunas evasivas, Sofía termina confesando algo que lo deja helado.—Clara era una buena chica, brillante, dulce... pero tenía sombras. Nunca hablaba de su familia. Casi nadie sabía nada. Pero una noche, después de una fiesta, la vi llorando en la escalera del dormitorio. Me acerqué, y... bueno, estaba bebida. Dijo algo que nunca olvidé.—¿Qué dijo? —pregunta Derek, tenso.—Que debía tener cuidado con su hermana. Que era muy mala... y que se parecía mucho a ella. Que era capaz de cualqui

Ethan nunca ha sido de los que se quiebran con facilidad, pero esa mañana siente que algo se parte dentro de él.Todo comienza con una llamada. No del juzgado. No de un abogado. No de un canal oficial. Sino de Derek. Su voz es urgente, sin adornos. —Revisa tu correo ahora mismo. Llegó algo que tienes que ver.Y cuando Ethan lo hace, siente cómo se le hiela la sangre.Un PDF adjunto. Una demanda formal. Redactada con un lenguaje impersonal y afilado. En la primera página, en letras mayúsculas, el nombre que más ha temido leer en ese contexto:MARGARET STONE VS. ETHAN KNIGHTLo acusa de negligencia, de influenciar indebidamente a Clara, de separar a Ava de su verdadera familia. La documentación legal tiene el peso de una bomba.Pero lo que más lo sacude es la sorpresa. No hubo advertencia. Ningún mensaje previo. Margaret ni siquiera intentó disimular. Fue directo al ataque.Ethan siente un nudo en el estómago mientras recorre los detalles. La demanda está llena de distorsiones, de fa

El reloj del hospital marca las 6:17 p.m. cuando Ethan entra a la habitación, cerrando la puerta con cuidado tras de sí. Han sido unos días extenuantes con todo lo del juicio y ahora, con la espera del veredicto. Los abogados de Ethan están bastante confiados de aue el tribunal fallará a su favor, pero siempre está esa duda persistente que grita en su cabeza: ¿"y si no"? A pesar del temor constante que siente, Ethan sabe que ya no hay nada más que pueda hacer. Mostró todas sus cartas sobre la mesa y, ahora, solo queda esperar lo mejor.Afuera del hospital, el mundo parece seguir girando con normalidad, pero dentro de esas cuatro paredes, el tiempo se ha detenido.Había ido con la intención de hablarle a Clara, aunque no supiera si podía oírlo. Necesitaba contarle que había hecho todo lo posible por defender a su pequeña, que había cumplido con cada uno de los deseos que ella había dejado por escrito. Le diría que ahora todo estaba en manos de los abogados, pero que creía —con casi