Sin dudar, arranqué el broche del tirante, el cual cedió y mis pechos, apenas contenidos por la ropa interior ajustada, se insinuaron orgullosos.Aunque la calefacción del salón estaba encendida, sentí un aire helado atravesarme; todo mi cuerpo temblaba.La falda se deslizó al suelo, dejándome solo en lencería, con el pecho erguido… Sin embargo, una lágrima se escapó por la comisura de mi ojo.—¡Dios! ¡Sí se desvistió! —exclamó alguien, sorprendido, sacudiendo el ambiente.Las miradas devoraron mi cuerpo sin pudor, disfrutando del espectáculo.Bruce quería humillarme; si él, siendo mi pareja y Alfa del Clan Oscuro, no me respetaba, menos lo harían los demás.—¿Debo seguir quitándome ropa? —mascullé entre dientes, casi sin aire.Vi su rostro ensombrecido, pero no respondió, aunque en sus ojos se agitaba la duda.Sin esperar respuesta, llevé la mano al tirante del sostén; pero, cuando estuve a punto de dejarlo caer, él dio un tirón y cubrió mi cuerpo con su capa.—¡Celina! ¿Por qu
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