Me levanté corriendo para ir al cuarto de baño, seguida de Mario que entró conmigo y quien me cogió el pelo para que no me lo manchara mientras sacaba todo lo que mi estómago tenía. Después de enjuagarme la boca y asearme un poco, nos fuimos al dormitorio tumbandome en la cama, haciendo lo mismo mi esposo acariciando mi pelo y mi mejilla.—- ¿Qué te ha pasado?¿estás enferma? vístete te voy a llevar a la clínica — me dijo.—- No pasa nada tranquilo, será un virus estomacal, yo me encuentro bien, pero gracias Mario — le comente.Por la tarde Mario mandó al chofer para que recogiera a nuestro hijo en la guardería pues no quería que me quedase sola en casa. Me quedé medio dormida cuando empecé a escuchar las risas y la voz del pequeño Lucas por la casa, me levanté de la cama, me puse un vestido suave y me fui del dormitorio hacia la sala donde supuse que estaria Mario con nuestro hijo. Al entrar cruzamos las miradas mi pequeño y yo, enseñándome Lucas un nuevo juguete que le había comprado
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