Nos quedamos los dos unos segundos como estabamos, yo pegada al cristal de la ventana del despacho y mi esposo teniendo su miembro dentro de mi, estando su pecho pegado a mi espalda. Mario se separó de mí girando mi cuerpo apretando sus labios a los míos, mordiendo mi labio inferior para llevárselo a su boca. Me quito su cinturón de mis muñecas, tumbandome en su mesa cogiendo mis pechos con sus manos sin apretar mucho, pero puso su boca en mi pezón mordiendo y succionando como si fuera un bebe.
Me introdujo dos dedos moviéndose de dentro hacia fuera mientras su pulgar rodeaba mi clítoris, haciéndome jadear y excitarme cada vez más.
—- Mario, tienes que firmar unos documentos — escuchamos a la asistente mientras golpeaba la puerta.
— Dejalos en tu mesa, ahora estoy muy ocupado — respondió Mario volviendo a morder y succionar mi otro pezón,
Rodee la cintura de mi esposo con mis piernas, sintiendo como su virilidad ya estaba otra vez dura y preparada para otro encuentro con mi sexo. Mari