Lina se encuentra en su cama, mirando una película, comiendo papas Lays y bebiendo Sprite; sola, aburridísima y enojadísima, de vez en cuando masculla por el aburrimiento y por tener que estar en cama sin poder hacer nada conforme todos a su alrededor seguían enfrascados con sus vidas. Mientras afuera parecía que el tiempo volaba a una velocidad descomunal, dentro de esas cuatro paredes, la hora no pasaba nunca, era como si su reloj se burlara de ella, todo era jodidamente demasiado lento, solo para tocarle los ovarios. En eso, unos pequeños golpes a la puerta la sacan de sus improperios internos.—¿Se puede? —pregunta Gaby desde el otro lado de la puerta.—Solo si traes helado —contesta, elevando la voz para ser escuchada. Gaby abre un poco la puerta y deja su mano sosteniendo un pote de helado moviéndolo con sugerencia— Puedes pasar.Su amigo, hermano de corazón abre la puerta por completo y entra con una enorme sonrisa de superioridad.—¿Cómo estás, muñeca?Le deposita un beso en l
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