Con mucho esfuerzo, dos de los custodios lograron separarlos, otros dos sacaron a Santiago afuera por la parte trasera del resto. Ya que su rostro estaba prácticamente irreconocible; sus ojos morados, su labio roto, un corte en el pómulo izquierdo y los litros de sangre que llovía de su cara, iban a asustar a los comensales. Los custodios dejaron inmovilizado a Alex en el sofá. Una vez que se calmó, lo soltó para que pudiera sentarse como era debido. Lina lo mira sin comprender lo que había pasado, ella era de sacarse de forma violenta, pero Alex no era así. Reparó los cortes en sus manos y los nudillos rotos y le pidió a Sofi que le trajera el botiquín que se encontraba en el baño para curarlo. Alex seguía callado, con los codos apoyados en sus rodillas y los dedos de sus manos entrelazados, mirando sin ver el suelo, todavía respiraba de manera errática y Lina no estaba segura como abordar lo sucedido, pero se recordó a sí misma que el hombre ahí sentado, que hace unos segundos est
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