Las semanas pasaron en un giro vertiginoso para Daniel Torner. En su despacho, con una vista privilegiada del jardín de su mansión, el aire se sentía denso, pesado, como si las nubes del cielo estuvieran arrastrando la sombra de la incertidumbre que lo envolvía. Estaba nervioso, alterado, porque las decisiones que Enzo Bourth había tomado no solo afectaban sus negocios, sino que también amenazaban con desestabilizar su poder. Por primera vez, la figura de Enzo, tan segura de sí misma, tan temida y respetada, se veía como una amenaza directa para él.Marcos, su hombre de confianza, se encontraba en el despacho frente a él, sentado con las piernas cruzadas y la mirada fija en el suelo. Sabía que su trabajo no sería fácil, pero había una calma inexplicable en él, como si ya se hubiera acostumbrado a la turbulencia que siempre rodeaba a su jefe.— Señor Torner —comenzó Marcos, rompiendo el silencio que había llenado la sala—. El rumor es cierto. Enzo Bourth ha decidido cortar todas las ne
Leer más