El sonido metálico de las armas al ser desenfundadas retumbaba en los oídos de Javier y Aitana, quienes se encontraban rodeados, atrapados en una habitación llena de pantallas que mostraban toda la información que habían estado buscando. El aire estaba cargado de tensión, y cada segundo que pasaba parecía como si el tiempo mismo se detuviera, esperando a que todo se resolviera. La presencia de Nicolás, respaldado por sus hombres armados, se imponía como un peso sobre ellos.-Parece que tu pequeño juego ha llegado a su fin -dijo Nicolás, su voz calma, pero con un matiz peligroso, mientras observaba a Javier y Aitana desde el umbral de la puerta.Ambos estaban completamente rodeados por la seguridad de Blackstone, y aunque sabían que el riesgo era alto, no podían dar marcha atrás. Cada paso que dieron hasta ese momento había sido una jugada, una estrategia perfectamente ejecutada, pero ahora se encontraban en el centro de la trampa, con las puertas cerradas y el enemigo a punto de acaba
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