CAPÍTULO 14. El misterio de Luciana.
—Confío en que me hayas hecho viajar por un asunto verdaderamente urgente, madre.Después de un viaje largo y agotador, Alejandro llega a Valdoria. Sale casi sin aviso de Monteluce, dejando atrás la mansión Ferraro apenas recibe la llamada de su madre. Ahora, al cruzar la puerta del despacho, la ve sentada frente a su escritorio, esperándolo.—¿No me saludarás, Alejandro? —dice, su tono suave pero cargado de descontento.—Buenos días , madre —saluda mientras se sienta frente a ella.—Voy a pedirle a Rómulo que te traiga algo para beber, ¿Que prefieres? ¿Té o café?—Prefiero un vaso de whisky, ya tomé café en el avión —responde, mientras se recarga en el respaldo de la silla, buscando algo de comodidad tras el largo trayecto —. Ve al grano, madre.Luciana lo observa fijamente, su voz suave pero cargada de seriedad.—Quiero que recuerdes a cada instante el motivo por el cual te casaste con Valentina Baeza, Alejandro. Él la mira, un tanto cansado, y responde con una mezcla de frustració
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