Había luchado tanto tiempo por el divorcio, y ahora resultaba que sería ella misma quien tendría que buscarlo para decirle que ya no quería seguir adelante. ¿No era ridículo?Él no la quería; su relación pendía de un hilo.¿Un niño sería feliz naciendo en una familia así?Regina era el vivo ejemplo de ello y lo sabía: su vida era muy desdichada. Si hubiera podido elegir, habría preferido no nacer.Aun así, no hizo la llamada. Soltó el celular.Por la tarde no fue a la tienda, sino que regresó al hotel.No había dormido bien la noche anterior. Después de comer algo ligero, corrió las cortinas y se recostó en la cama. Al principio, el sueño la evadía, pero la tensión acumulada de la noche anterior la había dejado agotada. Al final, sus ojos se cerraron, pero no fue un descanso tranquilo. Pronto, se vio arrastrada a un torbellino de sueños extraños y retorcidos.—Regi, mi niña, mamá no puede dejarte. Nunca debí traerte a este mundo. Ven conmigo, por favor.Sintió unas manos apretando su c
Leer más