[Ginevra] La noche llegó. Me puse el vestido dorado, ceñido al cuerpo, con un escote pronunciado en la espalda y otro alto al frente, que subía hasta casi rozar mi garganta. Me hice un maquillaje sencillo, y recogí mi largo cabello negro en una coleta alta.Cuando salí del baño, Valentino ya estaba listo. Vestía completamente de negro. parecía un cuervo, elegante y letal. Me miró, y algo dentro de mí tembló. Sus ojos, tan intensos, me hacían sentir pequeña, vulnerable... indefensa.Pero también sentía repulsión, odio y unas enormes ganas de apretar su cuello hasta que su respiración se cortará.Pero sonreí, si quería salir de este infierno, necesitaba engañar al demonio.Mi cuerpo se acercó poco a poco al suyo. Valentino posó su mano en la piel expuesta de mi espalda y la acarició con lentitud, como si saboreara el contacto.—Esta noche te haré mía. No habrá excusas, Ginevra —me dijo.Lo miré. ¿Cómo carajos lograría salir de esta? en sus ojos podía ver hambre, deseo.forcé una sonri
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