LucaLa sangre tiene un olor particular cuando se mezcla con el miedo. Es metálica, densa, casi palpable en el aire. Eso fue lo primero que aprendí cuando comencé a trabajar para los Moretti. Ahora, mientras observo a Salvatore Bianchi atado a una silla en el sótano abandonado de una fábrica textil, ese olor inunda mis sentidos nuevamente.Salvatore tiembla. Sus ojos, inyectados en sangre, me miran suplicantes. Hace tres días era uno de los hombres de confianza de Isabella, sentado a su mesa, brindando por su salud. Hoy es solo otro traidor en mi lista."Por favor, Luca... fue Castellani quien me obligó. Tengo familia, hijos pequeños..."Camino lentamente a su alrededor, mis pasos resonando en el concreto. El eco es lo único que rompe el silencio además de sus sollozos entrecortados."También Isabella tenía un padre," respondo con voz neutra. "Y tú ayudaste a quitárselo."Mis nudillos están en carne viva. No he usado armas. Quería sentir cada golpe, cada impacto. Quería que fuera pers
Ler mais