Los días pasaban y, aunque el dolor seguía ahí como una sombra adherida a mi pecho, me sentía un poco más fuerte. Cada transformación con Mira se volvía más llevadera, empezaba a entenderla… empezaba a entenderme. Enzo se había vuelto parte de mi rutina, aunque nunca le había pedido que lo hiciera. Estaba ahí, todo el tiempo, pendiente de mí, cuidándome, hablándome con una ternura que no entendía cómo era capaz de ofrecerme siendo el alfa oscuro. Lo había visto ser implacable con todos… menos conmigo.Me costaba comprenderlo. A veces creía que era un juego, una estrategia, que su interés tenía un propósito oculto. Pero luego lo veía, con esos gestos tan sutiles… cuando me arropaba sin decir nada, cuando dejaba flores silvestres en mi ventana, cuando me ofrecía su abrigo sin que yo lo pidiera. Y ahí estaba yo, encerrada en mi habitación la mayoría del tiempo, tratando de procesar mi duelo, tratando de silenciar el vacío que me había dejado la muerte de mi padre.Esa mañana, mientras me
Leer más