Eva Davies.Me miro a mí misma y no me reconozco.Quizás porque nunca tuve oportunidad de comportarme de esta manera, o porque Nikolaus despertó en mí algo que llevaba enterrado y que ahora, liberado, se niega a volver a las sombras.Soy distinta desde que lo amo. Distinta, pero más yo que nunca.Desperté entrada la mañana, con el recuerdo vivo de lo que compartimos la noche anterior. El calor de sus manos, la intensidad de sus besos, el instante en que mi corazón se entregó sin reservas. Y, sin embargo, él ya no estaba a mi lado. No lo culpo. Me sorprende haber dormido tanto: eran casi las diez cuando Niklaus entró en la habitación, despeinando su cabello somnoliento.Horas antes.—Papi se fue a trabajar temprano. —susurró con voz adormilada.—Así es, mi amor. —le respondí sonriendo, besándole la frente con ternura—. Pero puedes ir a jugar con Opa, estoy segura de que estará feliz de verte tan temprano.—Está bien. —respondió, corriendo a la habitación de su abuelo, dejándome un inst
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