Draven tenía a Aleckey sujeto con sus fauces, presionando con fuerza brutal el cuello del rey lobo. La sangre corría entre sus mandíbulas, y un gruñido triunfal retumbaba en su garganta. Aleckey, atrapado, sus patas arañaban el suelo buscando espacio, buscando aire... buscando una oportunidad.El rey no le quedó más de otra que regresar a su forma humana, y con sus palmas abierta, descargó toda la furia contenida. Una oleada de energía abrasadora golpeó de frente a Draven, y un rugido agónico rasgó el cielo, ya que Aleckey había quemado con su magia la mitad del rostro de su hermano, arrancándole la carne, dejando hueso al descubierto, tiznando su pelaje de rojo y negro.Draven retrocedió tambaleándose, soltando un aullido de furia y dolor, y cayendo sobre sus patas, tratando de sacudirse las llamas invisibles que devoraban su carne.Aleckey, por su parte, cayó de rodillas, jadeando, su cuerpo temblando de esfuerzo y dolor. Estaba desnudo, cubierto de heridas abiertas, sangre seca y n
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