Capítulo 112: Placer y éxtasis.
―Relaja el cuerpo ―dijo y lo obedecí―¿Estás bien?―Sí, estoy bien ―respondí en voz baja, avergonzada de mi propio deseo. Debería estar insultandolo, golpeándolo. Le descubrí una amante, pero aquí estaba, ofreciéndome ante él. Porque no era capaz de enfrentarme a mi lujuria. ―Bien ―exhaló con fuerza, liberando tensión. Supongo que estaba preocupado que lo rechazara y dejar esto a media. Sentí como se abría paso en mi interior, implacable. Mis pliegues cedían con facilidad. Era un cosquilleo que me erizaba la piel. Me llenó por completo, hasta el punto que su cuerpo hacía contacto con mis nalgas. Su mano presionaba mi espalda, enroscado el camisón en esa zona. Me mantenía contra la mesa mientras bombeaba sin contemplación.Mis caderas subían y bajaban a su
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