Su mano bajó de mis pechos a mi entrepierna, acariciando mi zona sensible. Chillé, sintiendo que mi cuerpo entero sufría un cortocircuito. No pude resistir mucho. Mi cuerpo entró en un estado que variaba entre la relajación y el placer absoluto. Un chorro abandonó mi cuerpo, acompañado de un estado de éxtasis del que no podía salir. Abrí los ojos con impresión al sentir aquel líquido empapar mis muslos y caer en el piso, mojando mis pies descalzos.
Una vez que expulsé todo lo que había en mi interior, cerré los ojos al momento de sentir mi visión borrosa.
Era consciente de cada poro de mi piel, de cada exhalación que abandonaba mi boca. Y de las últimas embestidas de Derek hasta correrse en mi interior, llenándome. Estaba sufriendo calambres en aquella zona, pero los estragos del orgasmos seguían intoxicando el umbral del pla