Una vez que salí al exterior con la bandeja, pude permitirme respirar la pureza del aire.
Estos días la temperatura había bajado. No importaba si era de tarde, noche o de mañana. Siempre hacía frío.
Al llegar a la entrada de la casa, pude ver a Derek, sentado en un banco al lado de la puerta.
Vaya, esperaba que durmiera más. Sabía que le avisarían que estaba allá abajo, pero esperaba que al menos no lo despertarán para echarme a los perros. Caminé más lento, moviendo la cabeza de un lado a otro. Necesitaba tiempo para buscar las palabras correctas antes de recibir una rotunda negativa y prohibición.
Respiré profundo y decidí mirar directo a la puerta, ignorando su existencia. Puedo practicar el dicho: “si no lo veo, no pasó”
―¿A dónde crees que vas? ―dijo con dureza al ver mis intenciones de abrir la puert