Capítulo 23 —Eres una contradicción deliciosaNarrador:Aylin respiraba aún agitada, recostada sobre su cama, con Roman a su lado, una mano firme deslizándose por su espalda desnuda, lenta, como si quisiera memorizar cada centímetro de su piel, como si grabarla con sus dedos pudiera detener el tiempo. El silencio era espeso, apenas roto por sus respiraciones entrecortadas, mezcladas con la tibieza que quedaba flotando después del deseo saciado. Roman tenía la cabeza apoyada contra la almohada y la mirada fija en el techo, como si buscara excusas para no levantarse. —No quiero irme —murmuró, casi como si hablara para sí, pero su voz la envolvió como un susurro prohibido. Aylin lo miró de reojo, con el pulso acelerado de nuevo, aunque ahora por razones distintas. Se incorporó suavemente, envolviéndose con la sábana, sin perder la compostura. —Debe hacerlo, señor Adler. Roman giró el rostro hacia ella, arqueando una ceja. —¿Otra vez con eso? —Sí —afirmó sin vacilar—. Porque
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