Capítulo 37 —No estáNarrador:Las noches eran más largas sin él. Aylin no lo veía desde aquella vez. No lo buscaba, no lo evitaba. O quizás sí.La mansión era lo suficientemente grande como para que no se cruzaran. Y él, al parecer, tampoco hacía el intento de encontrarse con ella.Pero algunas noches, cuando se quedaba en la cama, con el pecho apretado y la mente revuelta, se asomaba por la ventana.Y ahí estaba. El destello naranja de un cigarrillo encendiéndose en la oscuridad. En su rincón, su refugio, su escondite. La banca en el jardín que, por un tiempo, fue de ambos.Aylin apoyaba la frente en el cristal, sintiendo el frío morderle la piel, pero sin apartar la mirada.Lo veía apenas. Una sombra entre sombras. Fumando, con el cuerpo recostado contra el respaldo de la banca, una pierna apoyada sobre la otra, el brazo colgado con una languidez que en él no era descuido, sino cansancio reprimido.—¿Está pensando en mí? —se preguntó. —La idea era absurda. Ilógica. Roman Adler no e
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