Capítulo 25 —Una distracción
Narrador:
Aylin estaba en la cocina, organizando la bandeja con la merienda de Sasha, cuando el sonido de tacones resonó en el mármol.
No tuvo que girarse para saber quién era.
El perfume de Roxanne llegó antes que su presencia. Una fragancia embriagadora, cara, de esas que se quedan en el aire como una maldita marca de territorio.
—Pero mírate… tan aplicada en tu papel —la voz de Roxanne era melosa, con esa dulzura falsa que apenas ocultaba el filo detrás—. Supongo que hay que ganarse el pan de alguna manera.
Aylin se giró con la misma calma que había perfeccionado en esas semanas, la que le permitía no darle el gusto de verla afectada.
—Señorita Duval —respondió, con una sonrisa educada—. ¿Necesita algo?
Roxanne apoyó una cadera contra la isla de mármol, cruzando los brazos sobre su pecho perfecto, ese que la camisa blanca, estratégicamente desabrochada, apenas contenía.
—Oh, nada importante. Solo estaba explorando la casa. Hace tiempo que no vengo a que