185. LA CURIOSIDAD DE ISIS
Una mezcla de curiosidad, incredulidad y quizás un ligero temor brotó de su interior. Jacking sintió esa chispa en ella, ese fuego que aún no sabía cómo controlar, pero que lo cautivaba profundamente. —Es lo que sentirás, mi Luna —agregó él, con una intensidad tranquila, pero absolutamente certera—. Y cuando llegue ese momento, entenderás por qué la marca no es solo un acto. Entonces, justo en ese momento, cuando sienten tanto placer, se clavan los colmillos, y el placer se vuelve a multiplicar. Por eso no sientes que te duele. Se hizo un silencio profundo, tan pesado que parecía envolverlo todo. Jacking esperó por su Luna, quien había dejado de preguntar. Era extraño, demasiado extraño. Y esa quietud comenzó a inquietarlo. ¿La habría asustado otra vez? Apenas si había comenzado a superar los temores ini
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