El ambiente quedó algo más sereno, pero no por mucho tiempo. Jacking giró sobre sus talones y encaró a la bruja Teka-her con el semblante endurecido, dejando claro que no había terminado. —¿Qué vamos a hacer ahora, Jacking? —preguntó ella, como si supiera que lo próximo sería tan complicado como lo que acababan de enfrentar. —Es tiempo de enfrentarnos a esa bruja y a todos los demás, ¿no te parece? —respondió Jacking, su tono cargado con la determinación de alguien que había calculado cada uno de sus próximos pasos—. ¿Por cierto, qué pasó con tu hija? La bruja Teka-her suspiró profundamente, su mirada apagada por una sombra de preocupación. —Venía a informarte sobre eso cuando Horacio me llamó —dijo ella y de inmediato agreg