—Sofía, no te pases de lista —frunció el ceño Alejandro—. ¿De verdad crees que me muero por comer eso?—Entonces, señor Rivera, haga lo que quiera —contestó Sofía, llevándose a propósito una cucharada a la boca mientras lo miraba provocadora.Ella sabía perfectamente que Alejandro había crecido entre lujos, y que jamás había cocinado nada en su vida.Al notar su actitud desafiante, Alejandro, en lugar de enojarse, soltó una carcajada sarcástica.Esta mujer… cada día más atrevida.Se levantó y se fue directo a la cocina. Al revisar la alacena, vio que había unos paquetes de sopa instantánea. Sin más remedio, se puso a prepararse uno.Sofía, al verlo desde la mesa, sonrió aún más.Quería ver con qué genialidad iba a salir él.Tal como esperaba, el escándalo que hizo en la cocina fue notable.Finalmente, Alejandro salió con una taza de sopa instantánea entre las manos.Sofía ya había terminado de comer. Con los platos vacíos en mano, caminó hacia la cocina.Al pasar junto a Alejandro, ech
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