Estoy sentada en la cama, y él arrodillado delante de mí, puedo estrangularlo fácilmente con mis piernas. Aunque no sé por qué, que me abrace me hace sentir bien y, a la vez, triste. Me dan ganas de empezar a llorar, y lo hago con la cabeza en su hombro. — ¡Vuelve a abrazarla, Maximiliano! Eso que está haciendo no es normal. Cuando están bajo el efecto de esas órdenes, no muestran ninguna emoción de ese tipo —dice la bisabuela entusiasmada—. Ella parece que se estuvo negando y luchando contra esa orden. Nunca la aceptó, parece. Debe haberla cogido por el tiempo que no lo hacía. Te dejaremos solo, dale mucho amor, hijo, mucho amor. Creo que, después de todo, no vamos a necesitar esa frase. Dame tus armas y todas las de ella. Recuerda, Maximiliano, lo que te expliqué la última vez: en el momento cumbre, tienes que darle la orden, no lo olvides.
Ler mais
513. ENTREGA TOTAL
Oleadas de placer me recorrieron y dejé de hacer el esfuerzo de recordar; solo me dediqué a sentir. Puse mi mano en su cabeza y lo apreté con fuerza. Maxi, en respuesta, chupó, mordisqueó y succionó con más ahínco. — Gatito, gatito… —gemí, apretándolo aún más. — ¿Te gusta, Thea mu? Quiero oírte decirlo, ¿te gusta? — Me encanta, no pares, por favor, no pares… — Abre las piernas… —exigió con voz ronca, pero yo no reaccioné. Al percatarse de mi miedo, siguió chupando, mordisqueando y succionando mis pezones, mientras con una pierna abrió las mías y se colocó en medio de las dos. Su miembro quedó justo en mi centro, haciendo que me estremeciera y temiera al mismo tiempo. Permaneció quieto, besándome y roz&a
Ler mais
514. LA REUNIÓN FAMILIAR DE GERÓNIMO
Jadeé de placer, enloquecida, moví mi pelvis sincronizándola con la suya, preguntándome por qué no le había permitido antes hacerme el amor. Subí al cielo una y mil veces, sintiendo cómo mi cuerpo era un torbellino de sensaciones. Todo mi ser sentía ante el roce de cualquier parte de su cuerpo con el mío. Ambos sudados, ambos deseosos de seguir sintiendo, ambos locos de placer, y un calor enorme se fue expandiendo por todo mi cuerpo desde mi vientre. Atrape sus glúteos y lo impulsé con fuerza dentro de mí; quería que se hundiera más y más, cada vez más. Maxi respondió a mi deseo, hundiéndose una… dos… tres… cuatro… veces con fiereza, mientras lo escuchaba gruñir de gozo. — ¡Voy, Thea mu, no aguanto más, voy…! —casi gruñó en mi oído al tiempo q
Ler mais
515. LA HISTORIA DE LENA
Papá asintió lentamente, sosteniendo la mirada de mi abuelo, que sonreía asombrado. Por un momento, pensé que rechazarían a mi familia por ser mafiosa, pero no sucedió. Mamá intervino de inmediato con una sonrisa que intentaba disipar la tensión. —Sí, papá, mi esposo es el segundo de los hermanos Garibaldi y este es Gerónimo, mi hijo mayor. ¿Ves que se te parece también? Y el niño que me sacaron y robaron es este, Guido. Ven, mi amor —hace mamá las presentaciones—. También se parece a ti, pero más a mamá. ¿Verdad, mamá? —Es verdad, hija. Guido, eres muy hermoso, y tú también, Gerónimo —dice la hermosa señora, casi una copia más avejentada de mamá—. Yo soy su abuela Nora, él es su abuelo Ermes, y a su tío Emil lo conocen. Estamos mu
Ler mais