Papá asintió lentamente, sosteniendo la mirada de mi abuelo, que sonreía asombrado. Por un momento, pensé que rechazarían a mi familia por ser mafiosa, pero no sucedió. Mamá intervino de inmediato con una sonrisa que intentaba disipar la tensión.
—Sí, papá, mi esposo es el segundo de los hermanos Garibaldi y este es Gerónimo, mi hijo mayor. ¿Ves que se te parece también? Y el niño que me sacaron y robaron es este, Guido. Ven, mi amor —hace mamá las presentaciones—. También se parece a ti, pero más a mamá. ¿Verdad, mamá? —Es verdad, hija. Guido, eres muy hermoso, y tú también, Gerónimo —dice la hermosa señora, casi una copia más avejentada de mamá—. Yo soy su abuela Nora, él es su abuelo Ermes, y a su tío Emil lo conocen. Estamos mu