CAMILLE ASHFORD—Arreglemos esto, Camille… —suplicó estirando su mano hasta alcanzar mi mejilla. Su tacto me dolió y una lágrima logró escapar de entre mis pestañas—. Quédate. Déjame demostrarte que me merezco una segunda oportunidad…»No me dejes —su voz sonaba cargada de miseria y súplica, aun así, retrocedí, alejándome de su caricia—. Véngate de lo que te hice, quédate y grítame, pégame… dispárame si eso te hace sentir mejor, pero arreglemos esto aquí. Me merezco todo lo que me quieras hacer, solo… no te vayas, no me abandones. Sus ojos suplicaban, llenos de dolor, y mi corazón se resquebrajaba dolorosamente dentro de mi pecho. Tomó mi mano entre las suyas, besó cada uno de mis dedos y pude sentir su miedo a perderme. Cuando creí que estaba a punto de ceder, la puerta de la entrada se abrió. —¿Damián? —pregunté sorprendida al ver a mi hermano plantado ahí, con los ojos oscuros y llenos de furia, las mandíbulas rígidas y los hombros tensos. A su lado estaba Shawn, como el ratón as
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