132. ¿Cómo lo supiste?
Gian Franco se congeló mirando a través del vidrio de su auto a la mujer frente a él.Esa no era Satarah, podría reconocer a su mejor amiga incluso con los ojos vendados.Sus ojos la recorrieron en silencio como si ella fuera una aparición.Había escuchado que Natalya estaba viva, de hecho, ella era el motivo por el cual Satarah había huido de Dimitry en primer lugar, Romanov la había hecho la cabeza de la mafia Alekseev mientras él seguía dirigiéndola.Lo que no entendía era qué demonios hacía ella en el frente de su casa.Su mandíbula se tensó saliendo del auto sin apartar ni una vez los ojos de ella mientras se acercaba.Natalya le devolvía la misma mirada salvo por la expresión dolida que mostraba.—Gian —el susurro de su voz rota le erizó la piel.No quedaba nada de la constante alegría y rostro sonriente que siempre veía en ella desde que era una niña.—Natalya, ¿Quieres pasar?Ellos nunca habían sido demasiado cercanos.No como Satarah y él, aunque sus mundos estuvieran conectad
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