Catalina abrió la puerta del auto y bajó de inmediato, la cabeza en alto, llena de ímpetu.Cualquiera pensaría que iba a una pelea familiar.Luciana también bajó.Mariano comentó:—Ojalá tu mamá no arme un escándalo hoy.Luciana sonrió:—¿Después de media vida con ella, todavía tienes fe?—Ay, tu mamá no es mala, pero...—¡Ya llegaron! —gritó contenta Mireia, la vecina.Mariano sonrió y respondió: —Aquí.—¡Y esta debe ser tu hija! Ay, cada vez más guapa, ¡parece de una novela!Mariano le devolvió la sonrisa, y Luciana también saludó con amabilidad.—Pasen, pasen.—Claro —dijo Mariano, haciéndole una seña a su hija para que fuera tras él.Había mucha gente, todo estaba animado, lleno de faroles y cintas por todos lados. En la entrada armaron un pequeño salón, y justo enfrente, un grupo musical.Sí, los novios hasta contrataron una banda en vivo.Nadie volteó a ver a Luciana, así que decidió quedarse en una esquina, apartada.Mientras tanto, Mariano y Catalina no paraban de saludar a con
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