Vi cómo la expresión de Henry cambiaba una y otra vez.Pasaron varios segundos sin que pudiera decir nada.Reuniendo todas mis fuerzas, me levanté y lo miré. Él, quien parecía el total vencedor hace unos instantes ya no tenía nada de esa arrogancia.De repente, me sentí agotada. El hombre frente a mí era un completo desconocido... y yo ya no quería tener nada que ver con él.Con voz tranquila, le respondí:—Henry, ya pasó el mes de reflexión, vamos a firmar el divorcio.Un destello de sorpresa cruzó por sus ojos, pero lo ocultó rápidamente.Mientras me alejaba, escuché su voz, temblando de la rabia.—¡Nola, ahora te quitaste la máscara y todos ven lo que en verdad eres!No respondí. Sentada en el auto, mi mente volvió a hace cinco años, a cuando lo obligué a casarse conmigo. En verdad, le debía una disculpa por eso.Pero en aquel entonces, le expliqué todo. Cuando su empresa salió a la bolsa sin problemas, le propuse el divorcio varias veces, pero siempre respondía con palabras hirient
Leer más