El sonido del agua cayendo en la ducha aún resonaba en mi mente mientras me sentaba frente al espejo, tratando de no parecer tan cansada como me sentía. Dormí mal, otra vez. No fue insomnio esta vez, fue el malestar. Las náuseas, los mareos, el maldito nudo en el estómago que parecía no querer aflojarse. Pero no podía rendirme a eso. No ahora. No con tanto por hacer, con tantas cosas que cuidar, que sostener, que proteger.Me maquillé con lo poco que tenía en el bolso: una base ligera, corrector en las ojeras, algo de color en los labios. Nada ostentoso, lo justo para parecer funcional, para convencerme de que aún tenía el control de algo. El día apenas empezaba y ya me sentía derrotada.Cuando salí del apartamento de Xander, él ya me esperaba en la sala. Había preparado café, aunque yo no pude beber más que un sorbo. Notó mi palidez y me ofreció llevarme al médico, pero rechacé la idea. "Solo necesito descansar un poco más", murmuré, sabiendo que no me creería del todo.A pesar de su
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