En su refugio, Sanathiel sostenía el medallón lunar entre sus dedos, el frío metal recordando las promesas rotas y los secretos de su linaje. La llegada inesperada de Noah trajo consigo un desafío aún mayor: la presencia de Aisha, traída contra su voluntad.—"¿Algún rastro de Salomón o de los Nevri, Noah?", preguntó Sanathiel.—Simples movimientos en Losare, y un descubrimiento extraño, lobos de gran tamaño, pude sentir algo diferente…el humano con Aisha. —respondió Noah.—Tu amo el desterrado, debe estar metido en esto, es siempre generoso, cuando algo le compete."Lo sé, Sanathiel", asintió Noah.—¿Qué tienes para mí? —preguntó insidiosamente Sanathiel, sosteniendo el medallón.—Es una sorpresa, aquí tiene la llave. —Pronunció Noah, ofreciéndole el seguro.2:30 a.m.Sirviéndose una copa de champán, se colocó el medallón lunar ya completo, sobre su cuello, asomándose a mirar el cielo oscuro. Con la música encendida, saboreo su bebida. Se giró lentamente, en dirección a la puerta, cua
Leer más