Capítulo 5. Un hombre guapo
El dinero estaba listo, esperando que los secuestradores se comunicaran con él de nuevo para poder reencontrarse con su esposa y saber cómo seguía su embarazo, pero nada que lo hacían.El miedo comenzó a apoderarse de Alejandro y, al tercer día, sin saber nada de su mujer, salió desesperado a buscarla como un loco por las calles. Autorizó que los noticieros publicaran su foto y, aun así, no obtuvo ninguna noticia. Incluso llegó a pagar publicidad en redes sociales, ofreciendo recompensa a quien le diera alguna razón de su esposa. En ese momento se arrepintió de haber llamado a la policía, convencido de que, por la presencia de los agentes en el caso, los secuestradores habían decidido no comunicarse más con él. Al principio no lo había hecho por temor a que, si ellos se enteraban, mataran a su esposa. Sin embargo, también sabía que su amigo tenía razón: ¿quién le garantizaba que, aun entregando el dinero, le devolverían a su mujer con vida? Por eso no lo culpaba, aunque el dolor lo c
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