Capitulo 5.

— Pongan todos estos vestidos, allí — ordenó una de las mujeres que trabajan para Adriano mientras varios trabajadores entraban cargando cuántos vestidos extravagantes y un tanto exagerados. 

Elizabeth miró y luego volvió a prestarle su atención a lo más importante para ella "su hija" 

— llévense a la niña— Pidió la misma mujer con un tono autoritario, y Elizabeth tras escucharla se puso de pie tomando a Gabriela en brazos. 

— Adriano y yo hicimos un trato— Gritó un poco alterada y asustada; ya que teme a que le aparten una vez más del lado de su pequeña. 

— El señor ha ordenado que la preparen para la presentación, por lo tanto, debe cumplir como una buena esposa— Explica la mujer con irritación, y desagrado a Elizabeth. Quien se queda pasmada al escuchar la palabra "esposa". <<qué fue lo que firme, ese malnacido me volvió a engañar>> pensó sabiendo que no necesitaba preguntar nada, puesto que ella no es tonta y si esa mujer le ha dicho eso es por algo. Está hundida en lo más profundo, y sin saber cómo salir a flote. Desanimada comprendiendo que es mejor no revelarse hasta que tenga un plan, bajo a su hija no sin antes darle un beso en la frente prometiéndole que pronto volvería a su lado. 

Dejó que la vistieran como ellos quisieron, todo le disgusta desde el maquillaje, el moño para señora que la hace ver estirada como el vestido que deja ver como una mujer barata. Una cosa tan diferente de la otra, pero bueno no se opuso a que Adriano jugará con ella a la Barbie perfecta. Después que la dejaron sola, corrió hasta la puerta, le puso seguro y trató de quitarse un poco de maquillaje. <<parezco un payaso de circo>>

— Abre la puerta Elizabeth, no me hagas repetirlo — Gritó Adriano con desesperación. Rápidamente ella fue a abrirle la puerta para que no continuará con su escándalo, sin necesidad. 

— Estás como un niño cuando sabe que le van a regalar su primera bicicleta, que ridículo y patético eres Adriano — Dijo ella molesta por su desesperación, pues su único toque en la puerta fue tan escandaloso como lo es su traje y su asqueroso perfume que huele a tabaco.

— Dejaré pasar por alto tu comentario insípido por qué hoy es un día más importante para mí — Comentó muy sonriente más que de costumbre —, hueles eso — Pregunta inspirado haciendo unos gestos que lo hacen ver chistoso y ridículo. 

— Sí, lo desagradable que hueles— Responde ella con un tono burlón, sin poder evitar reírse de la cara que pone Adriano. 

— Estás abusando de mi amabilidad, mejor guarda silencio— la jalo brutalmente del brazo llevándola a arrastra a la planta baja de la casa donde se llevaría a cabo dicha reunión. Cuando los padres de Gregory vieron llegar del brazo de Adriano a Elizabeth sintieron enfado y más al ver la tristeza que reflejaba; ya que fueron invitados por ser los representantes de la mafia italiana. Con desesperación Adriano no espero que se acomodaran en sus lugares, sino que tomó una copa entre su mano he hizo un ruido, utilizando un cubierto para obtener la atención de todos, ya que se han enfocado en la presencia de Elizabeth, porque para ellos esa sería la nueva líder por derecho. 

— Hoy mi querida esposa y yo lo hemos invitado aquí para anunciarles que ella me ha accedido el control de la mafia italiana, porque no se siente preparada para tener tal responsabilidad, se que muchos de ustedes se preguntarán porque la esposa de mi primo decidió contraer matrimonio conmigo, pues sencillo; ella necesitaba a alguien de confianza a su lado y como mi querida Elizabeth me tiene mucho aprecio decidió que no hay mejor persona para ser el líder de la mafia que yo — Dijo Adriano dando un discurso lleno de mentiras con un descaro total. Ella lo miraba con deseo de arrancarle la lengua por decir tales mentiras <<qué cinismo>>.

La presentación pasó con unos que otros jefes disgustados con su nuevo líder a diferencia de otros que si le agrado; ya que sus bares y clubes de prostitución volverían a funcionar como antes de que Gregory prohibiera el proselitismo dentro de la mafia italiana. Después de aquella noche, los días pasaron en total calma mientras Adriano salía cada día a resolver sus asuntos, Elizabeth se quedaba en casa al lado de su pequeña encontrando infinito el tiempo que ha pasado en ese hogar. Por su parte Gregory y Corina se atraían uno al otro cada vez con más intensidad hasta que un día Corina decidió que le diría de sus sentimientos. 

— Podríamos hablar — Dijeron los dos al mismo tiempo cada uno con el mismo pensar. Se miraron y sonrieron. 

— Puedes hablar tú primero — Indicó Gregory algo nervioso pues teme a que ella lo rechace, porque es un hombre que no recuerda ni su nombre y peor aún que depende de ella para todo y eso lo hace sentir que es una carga para ella.

Ella se mordió la mejilla interna sintiendo dudas. <<¿y si me rechaza?>> pensó contrariada, pero no perdía nada con intentarlo así que con el corazón desbocado se arriesgó a decirle. 

— Gerónimo quiero que sepas que me gustas mucho — entrelaza sus manos sintiéndose nerviosa — no estás obligado a responder nada ahora si no quieres, solamente quería que supieras lo que siento — Confesó Corina un poco desanimada pensando que tal vez Gregory la iba a rechazar, pero él se paró del sofá y se acercó a ella tanto que se sintió pequeña a su lado. 

— siento lo mismo, solo que no es justo para ti, para el pequeño Emilio tener a su lado aún hombre que no tiene nada de que vivir; por ahora no puedo darles todo lo que ustedes se merecen por eso te quería decir que necesito buscar un trabajo — Explicó, mientras ella negaba efusivamente. 

— No necesito que me des nada solo te quiero a mi lado — le hizo saber antes de besarlo con ternura. Él le siguió el beso muy gustoso y esa noche dieron rienda suelta a ese amor que creen sentir ambos. 

— Gregory, ¡mi vida eres tú! — Gritó Elizabeth mientras veía a un hombre muy parecido a su esposo de espalda mirando las olas del mar. ¿Estaré soñando? Se pregunta. <<no, se siente muy real>> se respondió a sí misma. Sintiendo la suavidad de la arena, bajos sus pies continuaron caminando hacia él y al llegar a su lado lo abrazó con fuerza. 

— Amor no sabes cuánto te extrañé — Dijo, pero él seguía en silencio sin girarse a mirarla. 

Hasta que sintió que su cuerpo estaba siendo tocado por alguien y despertó asustada. Efectivamente Adriano borracho la manosea sin descaro. 

—¿Qué haces? — Pregunto asustada recordando que tenía a Gabriela a su lado cuando se acostó y ahora ya no estaba en la cama, sino que en su lugar se encuentra Adriano con un desagradable tufo a alcohol. 

— He estado pensando que para ser como Gregory tengo que poseer todo lo que él tenía y eso te incluye a ti, así que he decidido que desde hoy serás mi mujer — le dijo él arrastrando la lengua sumamente, ebrio. 

— ¿Qué dices?, estás loco — le gritó aterrada mientras él la agarraba con brusquedad rompiendo su pijama. Ella luchaba por zafarse, pero le era imposible y a su mente llegó el recuerdo de la vez que Edward abuso de ella. 

— No, no por favor. Adriano cálmate, no me lastimes— sus gritos y ruegos no fueron escuchados por él; ya que prosiguió golpeándola en cada oportunidad mientras la usaba a su antojo. 

— Eres una zorra muy deliciosa— Susurraba en el oído mientras le daba varias embestidas con descontrol causándole dolor. <<juro que te mataré, Adriano>> pensó ya vencida sin poner más resistencia dejando que se complaciera como le diera la gana. Mientras ella miraba a la nada saliendo lágrimas sin control, teniendo la mirada perdida y en su interior se estaba formando un demonio lleno de oscuridad con mucha sed de sangre y venganza. 

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