-IV-

Resoplando y respirando agitado, Joel llegó junto a su coche.

Apoyando las manos en el techo del vehículo, intentaba recuperar el aliento.

-¿Qué demonios ha sido eso?- se preguntó a sí mismo.

Su corazón aún latía de manera acelerada.

No era muy normal cómo se había sentido al verse bajo la mirada de Bale.

Moviendo la cabeza, quiso borrarlo.

Luego abrió la puerta del coche y subió.

Dejando la grabadora y el papel con las preguntas en el asiento del copiloto, se agarró del volante con ambas manos y fijó la vista en el salpicadero.

Soltando un suspiro, metió la llave en el contacto, la giró y el motor despertó.

Se incorporó a la calzada.

Durante lo que duró el trayecto hasta el apartamento de Holly, Joel no podía borrar de su mente cómo le había intimidado Bale.

Exactamente no había sido tal cosa sino algo similar hacia algo prohibido.

Como cuando de niño te prohíben, por activa y por pasiva, que no puedes tocar algo y tienes esa necesidad de desobedecer, así era como se había sentido Joel.

Y no entendía porqué.

Sobre las una y media llegó al piso de Holly.

Quitándose el cinturón de seguridad, cogió con muy mala leche la grabadora y el papel de las preguntas, salió del coche y se apresuró hacia el portal.

Llamó al timbre de su amiga y la voz de ésta le respondió:

-"¿Quién es?"-

-Abre- mandó él.

La puerta hizo un ruidito y el joven la empujó.

Cuando apareció en el descansillo de la planta en cuestión, Holly lo esperaba en la puerta.

-¡Caray, no creí que fueras tan rápido!- sonrió ella.

Joel, un poco enfadado, trotó hacia su amiga.

-Entra que vamos a hablar tú y yo detenidamente - señaló al interior del piso.

-Uy uy, algo te ha pasado - haciéndole caso, permitió que él entrara primero.

Después cerró tras de éste.

Llegando al saloncito, su amigo agitó en el aire el papel que ella le había dado

-¡Menudas preguntas haces!- espetó.

-Las que todos quieren saber - se defendió ella.

Joel aclaró:

-No pienso volver a hacerte ni un favor más -

La pelirroja, estupefacta, le miraba fijamente.

-¿Qué diablos te pasa?-

Entregándole la grabadora y el papel de las preguntas, él le respondió:

-Que me ha puesto nervioso-

-¿Qué?-

-Lo que oyes, Holly ese tío no me da buenas vibras- aclaró Joel.

-Qué exagerado eres- rió la chica.

Se le oía la voz tomada pero ya se veía mucho mejor desde ésta mañana.

Caminando hacia donde tenía los auriculares, Holly los enganchó en la grabadora y pulsó el play.

Escuchó atentamente cuando oyó la pregunta de la voz de Joel:

"¿Le gusta dominar o que le dominen?"

"¿Y tú?"

Atónita, ella dirigió la mirada a su amigo.

Rápidamente pasó la cinta hasta volver a oír:

"¿Prefiere a las mujeres o a los hombres?"

"¿Y tú?"

Paró la cinta, se quitó los auriculares y todavía pasmada, exclamó:

-¡Le has gustado!-

-¿Pero qué dices?- rió nervioso Joel.

-¡Dos, dos veces te ha preguntado "¿Y tú?" con la idea de saber de ti!-

-¡Venga ya! Eso no es...-

"Yo no soy gay"

"Yo no te he preguntado si eres gay"

"La balanza, de momento, se inclina más hacia el lado masculino"

"Ya me has dejado claro que no eres gay"

-¡Me sacó, sin preguntar, si era o no gay!- dijo Joel, atónito, a su amiga.

-Muy inteligente por su parte - repuso ella.

-Es...es un tío muy...raro-

-¿A sí?- inquirió ella.

-No...no se decanta ni por las mujeres ni por los hombres y dice que no es bisexual-

-Será pansexual- alegó ella.

-¿Pan qué?-

-Son personas que no se fijan en el sexo sino en el conjunto en sí - explicó su amiga.

-No...no quiero oírlo, ya...ya tienes tu entrevista, no me pidas nada más, al menos que tenga que ver con él - claudicó Joel.

-Te estoy muy agradecida- sonrió Holly.

-Sí, debes- forzando una sonrisa, Joel se despidió -Hasta mañana si es que te encuentras mejor -

-Hasta mañana-

El joven salió del apartamento dejando a Holly con la mosca detrás de la oreja.

Rebobinando la cinta, empezó a oírla desde el principio.

Joel salió antes de las siete de la mañana a correr.

Ya que el día anterior no pudo por hacerle el favor a su amiga, hoy tendría que correr antes de la primera hora de clase.

Terminándose de atar las deportivas, buscó su Ipod, enganchó sus auriculares, se los puso y seleccionó una canción.

Nada más oírla empezar, abandonó su piso.

Se echó a la calle y comenzó una marcha suave.

Todavía le seguía dando vueltas a lo que Holly le había dicho sobre que a Bale le había gustado.

-Puf, pues no tiene ninguna esperanza- se dijo en voz alta.

Apretó la marcha.

Empezaba a verse gente activa de un lado a otro.

El tráfico también iba en aumento.

Sin darse cuenta pasó junto a un coche negro que esperaba delante de más vehículos a que el semáforo cambiara.

Dentro del susodicho iba Bale, quien lo vio pasar.

Arrugando el ceño, se echó hacia delante y anunció a su chófer:

-Ian, ya voy dando un paseo -

-¿Seguro señor?- preguntó el hombre.

-Seguro- dándole un par de palmaditas en el hombro, salió del coche.

Observó que Joel giró la esquina de la calle y echó a andar en la dirección opuesta con la idea de encontrárselo de frente.

El castaño, controlando su pulso, miró el reloj-cronógrafo que llevaba.

No detuvo su marcha pero sí la ralentizó.

Con la cabeza gacha, no vio que el moreno se le acercaba:

-Muy temprano para correr-

Alzando la vista no le dio tiempo a pararse y dio varios traspiés.

Por suerte no cayó de bruces sino que fue a parar entre los brazos de éste.

-¿Estás bien?- se interesó Bale.

-¿QUÉ?- gritó Joel.

No le oía debido a la música.

Bale, usando una mano, quitó uno de los auriculares

-Pregunto si estás bien -

-S-sí - rápidamente, el joven se apartó de sus brazos.

-Pareces asustado- dijo el moreno con su típica sonrisa.

-Acabo de enterarme que ayer estaba tirándome los tiestos- achacó Joel cruzándose de brazos.

Bale se echó a reír.

-¿Di esa impresión? Discúlpame, no era mi intención -

-Da igual, puede tirarme los tiestos, los tejos o hasta los ladrillos- espetó, hipócritamente, Joel.

-¿A sí?-

-Sí- encogiéndose de hombros, el chico aclaró -No tiene nada que hacer conmigo, ya se lo dije-

-No, no me lo dijiste- seguía sonriendo el hombre.

-Sí, sí se lo dije- repuso Joel.

El moreno dio unos pasos hacia su persona, cosa que puso de nuevo tenso a Joel

Usando su índice y corazón, Bale asió del mentón a éste.

-Me dijiste que no eras gay, no que no tuviera esperanzas -

Apartando la cara de sus dedos, Joel exclamó:

-¡Es lo mismo!-

-¿En algún momento usé en mi vocabulario la palabra gay para referirme a los hombres?- inquirió Bale.

Joel sintió que la sangre no le circulaba y el moreno volvió a aproximarse a él.

-No, ¿Verdad? Dije que la balanza se inclinaba hacia el lado masculino, pero no obligatoriamente han de ser hombres gays-

-Tengo prisa- Joel intentó sortearlo cuando una mano del hombre le agarró de su brazo.

-Tú tranquilo, que ya sabrás cuando te "estaré tirando los tejos"- dijo Bale.

-Mire, me va a hacer mandarle a la m****a y no quiero que piense que soy un maleducado, así que suélteme porque quiero correr antes de ir a clase-

-¿Has desayunado?- ignoró su respuesta el moreno.

-No- refunfuñó Joel.

Soltándole del brazo, Bale dio unos pasos hacia delante y pidió:

-Desayuna conmigo-

-No...no puedo, lo siento...oooo- el joven fue arrastrado por el hombre hacia una cafetería.

-O...oiga, le he dicho que no puedo- espetó, seriamente, Joel.

-Ya te he oído -

-¿Y por qué no hace caso?-

-Porque no suelo hacer caso- aclaró Bale.

-Pues debería-

-No tengo porqué - girando el rostro, anunció -Y en todo caso tú serías quien debería hacerme caso a mí solo por cortesía y respeto-

-¿Qué respeto ni que ocho cuartos?-

Bruscamente, Joel golpeó con la espalda en la primera pared de cemento más próxima a ellos.

La mano que lo había estado agarrando de la suya, la notó sobre su pecho y los ojos del azabache se clavaron en los suyos.

-Porque soy mayor que tú-

Bale sonrió de forma traviesa.

-A...a las ocho empiezo las...las clases- titubeó Joel.

-No te entretendré - retirándose de él, Bale le señaló hacia la cafetería.

Vacilante, Joel caminó delante de él.

Ignoró que el moreno le escaneaba de arriba abajo centrando su atención en su trasero.

Rió para sí.

El que no fuera gay no le impedía, en absoluto, seducirle.

Sabía perfectamente qué le gustaba a los hombres.

Él era uno.

Por alguna extraña razón ese chico le había impresionado en el instante en que lo vio entrar en su despacho en chándal.

Bale no era el tipo de hombre normal que solo busca sexo.

No.

Él no practicaba el sexo común y corriente.

Y nadie de su entorno más cercano lo sabía.

Tampoco era de los que disfrutaban haciendo el amor.

No.

Lo suyo era distinto.

-¿Está aquí?- la voz del chico le hizo regresar de sus lujuriosos pensamientos hacia él.

-Ésto me pasa por no desayunar - bromeó Bale.

-Ya-

Joel le miraba un tanto extrañado para, uno detrás del otro, entrar a la cafetería.

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