-II-

Notaba la proximidad del cuerpo del azabache con el suyo. Sentía muchísima calor provenir de éste.Un calor excesivamente elevado y poco común. Evitando moverse demasiado, Daylhan se atrevió a girar la cabeza para mirar al hombre. Su rostro no mostraba ningún signo de expresión facial. Parecía enfadado o molesto, no sabría deducirlo exactamente. Tragando saliva, Daylhan preguntó:

-¿Tú...ti-tienes nombre?-

El moreno le miró frunciendo el ceño. No contestó pero sí dio un gruñido. Un gruñido seco, hosco y de pocos amigos.

-Y-yo...me…me lla-llamo Day-Daylhan-

-Bfff- bufó el pelinegro como dando a entender que no le interesaba. Los cascos de más caballos se oyeron acercarse para súbitamente aparecer los dos hombres y las dos mujeres a ambos lados de ellos.

-Keerd es de pocas palabras-dijo una de las mujeres-Tendrás que ser paciente con él cuando…os caséis-

Daylhan miró, perplejo, al azabache.              ¿Él era su futuro…esposo?

Atemorizado intentó apartarse de su cuerpo pero entonces, éste, se lo impidió abarcándole por la cintura y apretándoselo contra sí, cosa que puso nervioso al chico.

-Grrrr-gruñó Keerd.

-No tengas miedo, no te morderá- dijo entre risas la misma mujer.

-Todavía- murmuró uno de los hombres al otro, quien rió por lo bajito. La otra mujer también se rió pero con disimulo. La primera fémina les lanzó una mirada reprobatoria, luego regresó la vista al chico.

-Me llamo Shelly. Ellos son Izan, Gydeon y Adelain-presentó a cada uno de ellos.    Daylhan asintió levemente con la cabeza respondiendo:

-En-encantado-

-Esperamos que termines sintiéndote a gusto en nuestro clan- Shelly observó detenidamente a Keerd, quien dando otro gruñido se apretó un poco más a su futuro compañero contra él.                                  Daylhan sintió que sus mejillas ardieron pero decidió no hacer ningún movimiento raro. Shelly sonrió y regresó a su lugar.           

Pronto apareció ante sus ojos un gran conjunto de casas. Los cinco arrearon a los caballos y se dirigieron, medio trotando medio galopando, hacia éstas. Daylhan se quedó boquiabierto al ver a un gran número de personas, hombres, mujeres,niños, niñas, aguardándoles. Los primeros en llegar junto a todos ellos fueron Izan y Gydeon, quienes nada más ponerse a su altura desmontaron de sus equinos. Con la mirada parecían estar buscando a alguien cuando de repente atravesando la marea de gente, aparecieron cuatro niños corriendo hacia ambos.

-¡Atha, atha!- 

Daylhan les oyó claramente cómo le llamaban papá en su idioma nativo. Izan y Gideon cogieron, cada cuál, a dos de los niños y les llenaron de besos. Otros dos hombres más se abrían paso entre la muchedumbre y Daylhan desencajó los ojos al verlos. ¡Los dos tenía el vientre hinchado…como las mujeres embarazadas! Tragando varias veces saliva no daba crédito hasta que observó cómo Izan y Gydeon se aproximaban a ellos, les regalaban un dulce beso en los labios y después acariciaban sus barrigas.

-¿Qué…qué diantres…-

-Están esperando- oyó la respuesta de boca de Shelly -Puede que te resulte raro pero supongo que Seth te pondrá al corriente-        El chico la miró confundido.

-¿Al-al co-corriente de…qué?-titubeó.

-De que tú también quedarás en cinta-        Antes de que Daylhan pudiera decir algo, la castaña trotó hacia el tumulto. Bajando de su montura otra mujer con dos niñas, una en cabestrillo y la otra cogida de su mano, se acercaban a Shelly. Ésta, en cuanto las tuvo cara a cara, asió del rostro a la morena y la besó apasionadamente. Luego cogió en brazos a la pequeña que iba andando. Un poco más alejada, Adelain también saludó, con un beso, a otra fémina acompañada por dos niñas y un niño en brazos. Daylhan no creía lo que veía. Dos parejas de mujeres. Dos parejas de hombres. Varones embarazados. Rumores sobre Los Ulfhernar.                 

Empezó a sentirse mareado y que la visión se le nublaba.El azabache, aún a lomos del caballo y rodeándole por la cintura olió su estado de nervios y el miedo emanar del chico. De repente, Daylhan se desmayó yendo a caer en los brazos del moreno, quien se preocupó bastante. De un brinco, y con el humano en brazos, bajó del equino. Sin necesidad de gruñir o dar alguna orden, las gentes del pueblo se apartaron hacia los lados y permitieron a su líder atravesarlos por el pasillo hecho por ellos.

Tanto Shelly como Adelain, Izan y Gydeon sabían que la noticia de que también él acabaría embarazado no fue digerida por Daylhan. Bueno, tendría tiempo para entender y conocer mejor quiénes eran y la ventaja que poseían frente a los simples humanos.

Y es que, cuando el río suena…agua lleva.

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