Khloe
Khloe
Días después, aún sin haber vuelto al trabajo, recibí un nuevo ramo de rosas rojas. Maicol ha estado enviándome flores todos los días, acompañadas de mensajes dulces. Hoy está especialmente entusiasmado porque saldremos al cine. Acerqué las flores a mi rostro, dejándome envolver por su aroma profundo, embriagador.
—Vaya, vaya… —La voz de Laia me saca de mi ensueño—. Te estoy observando, Khloe.
Tenía una sonrisa boba dibujada en los labios, como si se burlara sin malicia.
—Saldré esta noche —le avisé, sin prestarle mucha atención—. No me esperes despierta.
Me llevé las rosas conmigo hasta mi habitación, pero no tardó en seguirme.
—Oye, Khloe… te estás arriesgando mucho saliendo con ese hombre.
Me dejé caer sobre la cama y clavé la mirada en su rostro. Había preocupación en sus ojos.
—Lo sé. Créeme, lo sé mejor que nadie. Pero… —suspiré— por primera vez en mucho tiempo siento que realmente le importo a alguien. ¿Entiendes lo que eso significa?
Sin decir nada, se acomodó a mi