Renacer entre Escombros
Cuando ocurrió el terremoto, mi esposo, el jefe del equipo de rescate, me abandonó para primero salvar a Ana, su amante.
Y yo no lo detuve. Porque en mi vida anterior, cuando tuvo que elegir, me prefirió a mí, ya que estaba embarazada de ocho meses.
Mientras que Ana, tras haber esperado la ayuda que yo obtuve, murió asfixiada bajo los escombros de una réplica.
Sin embargo, el día de mi parto, él me arrastró hasta la tumba de Ana.
—¿Duele, Alicia? —preguntó mientras yo me retorcía de dolor en el suelo, pidiéndole ayuda—. ¡Ana sufrió mil veces más bajo esos escombros!
Miré a mi esposo, ahora convertido en un extraño poseído por la furia, sintiéndome incapaz de reconocer al hombre que tanto había amado.
—¡Tú estabas en zona segura! —rugió—. ¡Usaste tu embarazo para evitar que yo la rescatara! ¡Todo el dolor que sufrió Ana, ahora lo sufrirás en carne propia!
Me obligó a postrarme ante la foto de Ana, golpeando mi frente contra la lápida, mientras la sangre se extendía como un manto escarlata.
Morí desangrada en la sala de parto.
Al abrir los ojos, había regresado al día del terremoto.
Y viendo esto, decidí que, esta vez, ni mi hijo ni yo dependeríamos de él.