Ecos de una Luna Despreciada
El Alfa Seth me odiaba más que a nada y a nadie en el mundo. Yo era su pareja destinada, pero tristemente para él solo era una humana… una humana inútil, sin garras ni poder.
Su corazón siempre le perteneció a Joanna, su amiga de la infancia.
Más, después de que Joanna perdió la vida en un accidente. Seth me culpó... y me odió durante diez años.
Pero un día, la manada enemiga puso una bomba frente a nuestra guarida y él fue quien me salvó.
Pero, al hacerlo, murió en mis brazos, y, aun, encontró fuerzas para apartar mi mano temblorosa de él.
—Elena, ojalá la misericordiosa Diosa de la Luna nunca nos hubiera juntado…
En el funeral, la ex-Luna, la madre de Seth, me agarró del cuello y lloró sin cesar.
—Seth, todo es mi culpa. Nunca debí obligarte a aceptar a esta humana. Si te hubiera dejado estar con Joanna, ¿todo esto habría pasado sucedido?
No respondí. Porque sinceramente era cierto.
Después de que me sacaron del funeral a la fuerza, subí sola hasta Crestacielo, el lugar sagrado de la manada, y salté.
Cuando abrí los ojos, no estaba muerta. Había regresado justo al día en el que la Diosa de la Luna me había marcado como la pareja de Seth.
Pero esta vez, decidí cortar todo lazo que tuviera con él, para que todos pudieran tener lo que de verdad querían.