El engaño antes de la ceremonia de Marcado
El día de la ceremonia del Marcado, no me esperaban flores ni ser reconocida. Sin embargo, lo que recibí fue la noticia de que mi pareja, Liam, había sido atrapado por una tormenta de nieve… y que no quedaba rastro de su cuerpo.
Perdí al amor de mi vida. Y el cachorro que crecía en mi vientre… perdió a su padre.
Estuve a punto de morir de tristeza. Pero todos me decían:
—Aurora, piensa en tu bebé, al menos sigue por él.
El día del funeral, Juan, el hermano gemelo de Liam que custodiaba la frontera del territorio, regresó con su compañera.
Cada vez que veía ese rostro idéntico al de Liam, el corazón me daba un vuelco.
Hasta que una noche, por accidente, escuché una conversación entre mi suegra, la vieja Luna, y Juan:
—Liam, tienes que hacerlo. Tu hermano murió por salvarte. Tu cuñada está sola. Cuando tenga a su bebé y esté más fuerte, harás la ceremonia del Marcado con ella.
Después de un silencio pesado, escuché la voz del supuesto Juan responder:
—¿Y qué pasa con Aurora? Ella está esperando a mi hijo…
—Aurora es una chica fuerte, y comprensiva —dijo Luna tras suspirar—. Ella entenderá.
—Está bien, madre —respondió con resignación —, haré lo que me pides.
Y fue en ese momento cuando lo comprendí todo. Liam no estaba muerto. ¡El hombre que fingía ser Juan… era él!
Con el corazón hecho trizas, tomé el teléfono y llamé a mi hermano, que vivía en el sur del territorio.
—Hermano, quiero volver a casa. Liam está muerto. Ya no tiene sentido que me quede aquí.