Mentiras bajo los focos ,te pido perdon
Alba parpadeó lentamente. Su mirada bajó por un segundo hacia el hombre que había sido su esposo por seis años. El mismo que le había quitado todo. Su carrera. Su dignidad. Su libertad.
—Te casaste conmigo, Massimo para castigarme, creíste en las palabras de alguien más antes que en mi que teamab... —dijo con suavidad antes de callarse abruptamente para respirar—. Me humillaste. Me llamaste estorbo y me causaste de embarazarme para atraparte —su rojo era calmado—me hiciste hacerles el adn a tus hijos y luego... luego huiste, dejándome criar sola a tus hijos mientras tú ibas a premios y fiestas con mi hermana del brazo.
Massimo tragó saliva con dificultad, incapaz de revatir una sola de aquellas pesadas verdades.
—¡No la amo, Alba! Nunca la amé. Solo estaba… perdido. Rotó por ti por el amor que siento y no pude dejar de sentir incluso cuando pensaba que eras lo peor de este mundo.
Ella sonrió. Una sonrisa triste, lejana. Como quien escucha la confesión de un desconocido.
—¿Y ahora vienes a buscarme? ¿Después de seis años? ¿Después de decirme que Lía era una mujer "sincera", "fuerte", "merecedora de respeto", mientras a mí me llamabas tu vergüenza y carga? —sus ojos finalmente brillaron—. ¿Ahora que sabes la verdad esperas que regrese contigo… como si no me hubieras matado lentamente?, no sucederá,tu amor ya no me interesa, como tampoco me interesa seguir escuchándote.
El tren se detuvo con un silbido final justo en ese momento y las puertas se abrieron. Alba miró a sus hijos y les hizo una seña con la mano. (...)