La esposa invisible
El día de mi boda debía ser el más feliz de mi vida. Al menos, eso decía el guion. Nuestras familias lo habían decidido todo por nosotros: Günter, el heredero perfecto, y yo, Olivia, la prometida ideal. Nos conocíamos desde niños, desde antes de entender qué significaba estar unidos para siempre.
Pero nada en aquella ceremonia fue real. Ni su mirada. Ni su beso. Ni su “sí”.
Günter tenía el rostro de un dios y el corazón en otra parte. En otra mujer. Y yo... yo tenía un vestido blanco, una sonrisa ensayada y el alma desgarrada en silencio.