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Me dejó de importar, y él perdió el control

Me dejó de importar, y él perdió el control

—Lo siento, Cloe. ¡Realmente tengo una emergencia! Después de diez años de relación, mi pareja, el Alfa Aiden Rothschild, puso una nueva excusa diciendo que tenía que resolver asuntos de la manada y se marchó a mitad de nuestra cena a la luz de las velas. Horas más tarde, vi una publicación de Lana, el amor de juventud de Aiden, en las redes sociales. En la foto, Aiden le sostenía el pie con delicadeza. «Me torcí el tobillo mientras limpiaba el techo, y, aunque mejoró rápidamente, Aiden vino corriendo en cuanto se enteró. Siempre estás ahí cuando te necesito, sin importar qué. ¡Definitivamente, soy la mujer más afortunada!» En el pasado, sin lugar a dudas, lo habría confrontado Aiden con furia, solo para que me regañara por ser irracional. Sin embargo, esta vez terminé mi comida en silencio, completamente entumecida. Le había prometido a mi mentora que pronto partiría para una misión de sanación en un lugar apartado del Territorio del Norte. Cuando subí al coche para abandonar la manada e intenté despedirme de Aiden por última vez, recibí un video de Lana, en el que aparecían Aiden y ella jugando a Verdad o Reto, llamándose «bebé» el uno al otro. Me sequé las lágrimas y simplemente respondí: «No te preocupes. Diviértanse esta noche.» Sin embargo, Aiden entró en pánico, y tenía los ojos rojos cuando me envió un mensaje: «Cloe, ¿por qué no te enfadas después de ver eso? ¿¡Acaso ya no me amas!?» Luego, intentó confrontarme en persona, solo para darse cuenta de que no podía encontrarme por ninguna parte. Ese día, se derrumbó por completo.
Cuento corto · Hombres Lobo
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Reencuentro Destinado

Reencuentro Destinado

En la víspera de nuestra ceremonia de apareamiento, Ángel, mi futuro alfa, rodeó con el brazo a Sofía, su amiga de la infancia. —Si nunca estuviera con una Sofía tan ardiente —dijo—, creo que me arrepentiría por el resto de mi vida. Camila, concédenos una noche. Después, te seré fiel para siempre. Serás la Luna insustituible de la Manada Pino Plateado. Lo miré por un momento, y, al ver que hablaba en serio, asentí con la cabeza. Él alzó a Sofía en brazos y se internó en el bosque. Al pasar junto a mí, esbozó una sonrisa ladeada. —Esta noche, Camila, también estás libre de buscar otro lobo. No me opondré. —No necesito buscar muy lejos —respondí con calma, girándome hacia la figura que esperaba entre las sombras. Allí estaba Lucas, alfa de la Manada Piedra Negra, nuestros rivales… y mi primer amor, un amor que terminó antes de siquiera comenzar. —Alfa Lucas —susurré, encontrándome con su mirada intensa—. Esta noche, hazme tuya… por favor.
Cuento corto · Hombres Lobo
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Huellas del Olvido

Huellas del Olvido

La hermana adoptiva de mi esposo me invitó a comer, y justo cuando estábamos en eso, ¡sucedió un terremoto! Mi esposo, que es bombero, llegó al instante para rescatarnos. Pero estábamos atrapadas bajo una piedra gigante, y solo podía salvar a una. Entonces para salvar a Eva, que siempre había sido muy débil, él decidió abandonarme, su esposa embarazada de cinco meses. Le rogaba una y otra vez. Pero él ni se inmutó. La roca terminó aplastando mi brazo. —Eva siempre había sido bastante débil, si la dejo aquí, se va a morir. Pero tras mi muerte, se volvió loco.
Cuento corto · Romance
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La pequeña Luna del Rey Alfa

La pequeña Luna del Rey Alfa

Maya se enamoró perdidamente de Denzel, un amor tan intenso como fugaz. Poco después de conocerse, él le propuso matrimonio. Ella aceptó sin dudar, aún sabiendo que él era un hombre lobo, una criatura de otro mundo, muy distinta a una simple humana. Pero lo que parecía un cuento de hadas pronto se convirtió en una pesadilla. En menos de tres años, Maya solo conoció maltratos, humillaciones y una jaula de dolor. Ya era tarde para arrepentirse: al casarse con Denzel y aceptar ir a ese mundo, había aceptado las reglas del clan, donde solo la muerte podía romper el vínculo matrimonial, tal como lo dictaba la voluntad de la Diosa Luna. Atrapada sin salida, Maya no podía huir, hasta que aquel misterioso Alfa aparece. Él necesitaba su sangre... y ella escapar.
Hombre lobo
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Mi Hermano Alfa Rogó por Mi Perdón

Mi Hermano Alfa Rogó por Mi Perdón

Mi hermano era el Alfa de la Manada Luz de Luna, y yo debí haber sido la loba más feliz de toda la manada. Pero Selena Rivera, la compañera destinada de mi hermano, me acusó de acosarla. En un ataque de ira, mi hermano, la única familia que me quedaba en este mundo, me envió al Centro de Rehabilitación de la Manada, un lugar para criminales menores de edad y lobos delincuentes. Durante dos años, sufrí diferentes tipos de abusos, hasta que perdí mi capacidad de transformación de manera permanente, convirtiéndome en la hermana dócil que él quería. Pero, cuando descubrió que había perdido mi loba interior y me había convertido en una verdadera Omega, enloqueció. —Cielo, por favor, ¡solo dime hermano una vez más!
Cuento corto · Hombres Lobo
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Amor Tóxico: Cuando el Novio fue tu Verdugo

Amor Tóxico: Cuando el Novio fue tu Verdugo

Perdí la vida exactamente el día de mi boda con Adrián Mendoza. Como no llegaba a tiempo, él, furioso, se casó con su amiga de la infancia, Lucía Fernández, y lo anunció frente a todos: —¡Camila Rojas me ha engañado y ha decidido cancelar el matrimonio! Mi madre, al escuchar esas palabras, quedó tan destrozada que sufrió un infarto y murió en el acto. Pero lo que él olvidó contar fue que él, para vengar a Lucía, me cortó el brazo y me encerró en un sótano durante diez días y diez noches. Supliqué una y otra vez, pero él solo me respondía con frialdad: —Quédate aquí unos días, a ver si así entiendes el dolor que le causaste a Lucía. Y de paso, reflexiona sobre cómo ser una buena persona. Sin embargo, cuando finalmente abrió la puerta y encontró mi cadáver, ya devorado por los gusanos, fue él quien perdió la razón.
Cuento corto · Romance
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Sangre en San Valentín

Sangre en San Valentín

La noche en que secuestraron a mis suegros, mi esposo decidió acompañar a su primer amor en el Día de San Valentín. Sin mediar palabra, contacté inmediatamente a la Brigada Licántropa de Rescates para que los rescataran. En mi vida anterior, a causa de mi resistencia, él decidió salvar a sus padres en lugar de estar con ella. Después, su amada, Carolina, fue encontrada en las montañas, con el corazón arrancado, muerta a manos de unos hombres lobo salvajes. Después del hecho, mi esposo, Leo, no habló de lo ocurrido... hasta que, cuando yo estaba embarazada y a punto de dar a luz, me arrojó a las mismas montañas. —Lucía, ¡si no fuera por ti, Carolina seguiría viva! — —¿Cómo te atreves a vivir en paz? Haré que sufras lo mismo por lo que ella pasó. — Las fauces lobunas nos destrozaron a mi bebé y a mí. Al renacer, volví a la noche del secuestro de mis suegros. Esta vez él eligió acompañar a su amada sin participar en el rescate. Pero el precio fue más alto de lo que imaginaba: de la noche a la mañana, sus cabellos quedaron blancos.
Cuento corto · Hombres Lobo
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Después de Cortar Mi Vínculo con el Alfa, él lo Lamentó

Después de Cortar Mi Vínculo con el Alfa, él lo Lamentó

Desde que era pequeña, supe que mi futuro compañero sería uno de los dos candidatos para convertirse en alfa: Carlos o Diego. Incluso con todo el orgullo de los alfas, nunca dudé de ese futuro predeterminado. Los ancianos de la manada siempre decían que era natural que los candidatos a alfa se concentraran en fortalecerse y controlar la manada. Mi madre, Elena, incluso me dijo que cada brutal pelea en la que se metían era para que el ganador pudiera otorgarme a mí, su Luna, el máximo honor. Eso fue hasta que Sofía, una omega vagabunda a la que habían acogido, y yo, fuimos emboscadas y capturadas por nuestros viejos enemigos, la Manada Sombra Nocturna. Carlos y Diego apenas tenían suficiente Hierba Pétalo Lunar, la que podría salvar nuestras vidas, para una de nosotras. Y ambos eligieron dársela a Sofía. Para salvarme de aquel incendio, forcé una transformación. La oleada de poder fue demasiada, el calor deformó mi pómulo y, así sin más, quedé desfigurada. Después de sacarme a rastras, como una ocurrencia tardía, vi a los dos futuros alfas llorando sobre Sofía, quien no tenía ni un rasguño. —Gracias a la Diosa de la Luna, estás viva Sofía. —Una vez que decidamos quién será el nuevo alfa de la Manada Bosque Negro, quien sea de los dos, te dará el lugar de mayor prestigio justo debajo del rango de Luna, Sofía. No te preocupes, te daremos lo mejor de todo lo que nuestra manada tiene, nos aseguraremos de que nunca vuelvas a sufrir. —Sofía, en nuestros corazones, eres la verdadera Luna. Cuando recuperé la conciencia, corté ese ridículo vínculo de apareamiento para siempre. ¿Promesas vacías y un destino pisoteado? Ya había terminado con todo eso. Pero después de irme, estuvieron junto a mi cueva todos los días, suplicándome que regresara.
Cuento corto · Hombres Lobo
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El Arrepentimiento Del Alfa Tras Elegir A Su Cuñada

El Arrepentimiento Del Alfa Tras Elegir A Su Cuñada

Habían pasado cinco años desde que mi pareja, Esteban Blackwood, me había marcado en secreto, tras lo cual, su hermano, el alfa de la Manada Sombra Lunar, había muerto en la guerra territorial. Para convertirse en el siguiente alfa de Sombra Lunar, Esteban había heredado todo lo que su difunto hermano había dejado atrás. Incluida su viuda: Victoria. Después de cada noche que Esteban compartía la cama con la mujer de su difunto hermano, me abrazaba y me susurraba palabras de consuelo: —Otoño, solo espera un poco más. En cuanto Victoria quede embarazada, celebraremos nuestra ceremonia de apareamiento. Ese era el único requisito que la manada le imponía para heredar el puesto de alfa. En los seis meses desde nuestro regreso al territorio de Sombra Lunar, Esteban había ido a las habitaciones de Victoria incontables veces. Al principio, era una vez al mes, pero, con el tiempo empezó a acudir día por medio. Finalmente, después de incontables noches esperando sola hasta el amanecer, llegó la noticia: Victoria estaba embarazada. Pero, junto con ese anuncio llegó otro: Esteban y Victoria celebrarían su ceremonia de apareamiento. —Mami, ¿alguien va a tener una ceremonia de apareamiento aquí? —me preguntó mi hija. Miré alrededor, observando el fuerte contraste con nuestras humildes habitaciones. El salón principal estaba repleto de flores y globos. La gente iba y venía, preparando todo con entusiasmo. Abracé a mi hija, aún tan inocente, y dije: —Sí, mi amor. Tu padre va a tener una ceremonia de apareamiento con alguien a quien ama. Eso significa que ha llegado el momento de irnos. Esteban nunca entendió que a los lobos de la Manada Media Luna Plateada no nos importaban las llamadas ceremonias de apareamiento. En Media Luna Plateada, las lobas eran veneradas. Mi madre era la actual alfa, y yo solo necesitaba darle un heredero a la manada para reclamar su lugar. Pensando en esto, marqué un número que no llamaba desde hacía cinco años. —Mamá, ya tengo un heredero.
Cuento corto · Hombres Lobo
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Abandonada Por Mi Alfa Y Nuestros Gemelos

Abandonada Por Mi Alfa Y Nuestros Gemelos

Cuando me vi rodeada por la manada de forasteros lejos de nuestro territorio, intenté contactar a mi pareja, Ricardo, mediante el enlace mental, suplicando ayuda. Sin embargo, él me rechazó quince veces, hasta que finalmente bloqueó el enlace por completo. Al final, me desplomé agotada y perdí el conocimiento, mientras mi loba aullaba desesperada. Cuando desperté en la enfermería, Santiago, el Comandante de la Manada de Hombres Lobo, estaba sentado en silencio a mi lado. Él fue quien recibió mi desesperada llamada mental. Dirigió a sus guerreros, aplastó a los forasteros y me salvó de las garras de la muerte. Al mirar sus ojos preocupados, ya no dudé más, respiré hondo y, con una determinación inquebrantable, dije: —Santiago, he tomado mi decisión. Me iré al Territorio del Norte para entrenar, partiré en dos días. Diez minutos después, Ricardo irrumpió en la habitación con Esperanza, su supuesta hermana adoptiva, y nuestros gemelos detrás. Pateó la puerta y me señaló, gritando con furia helada. —¿Montaste todo este espectáculo solo para opacar a Esperanza? ¿Te das cuenta de cuánta fuerza de los guerreros desperdiciaste, solo para alimentar tu vanidad? ¡No mereces ser una Luna! Mi hijo mayor, Cristóbal, me lanzó una mirada penetrante y se burló. —¿Dónde está la herida, mamá? Te ves perfectamente bien. ¿Fingiste todo esto solo para llamar la atención? Mi hijo menor, Diego, me miró con ojos llenos de decepción. Negó lentamente con la cabeza y susurró. —Mamá, ¿nos mentiste otra vez... solo porque queremos más a Esperanza? Esperanza se aferró a la mano de Ricardo. —Lo siento, Carmen... no volveré a celebrar mi cumpleaños. Por favor... deja de causarle problemas a Ricardo y a los gemelos. Apreté los puños e impedí que Santiago se levantara para defenderme. Los vi marcharse a a los cuatro, sin mirar atrás. Entonces, me volví hacia Santiago y, con gélida claridad, dije: —Esta vez, no tengo dudas ni arrepentimientos. Me iré contigo al Territo.
Cuento corto · Hombres Lobo
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