Ardiendo en ti. Capítulo 11: Un hombre que no es para ella
En cuanto mi tía me saca de la habitación del tipo ese, la escucho advertirle que se guarde al monstruo entre sus piernas lo que me hace dar un respingo porque estuve demasiado cerca de él.
Me encierro, pego mi espalda a la puerta y me derrito hasta caer al suelo, tratando de respirar, necesito oxigenar mis pulmones.
¡Demonios!
A penas un roce y su piel cálida, su torso duro… esa cercanía me ha encendido mil veces más que leer Cincuenta Sombras de Grey, y la posibilidad de que su monstruo me ataque me gusta más que seguir usando a mis amigos de silicona, tan dura y fría.
«Pero esa cosa tan bien estaría dura, dentro de ti», me dice mi estúpida consciencia y cierro las piernas, sintiendo un escalofrío que dista mucho de un resfrío, esto es más por un cambio de temperatura interno, como un imán que me dice que me vaya a la habitación de enfrente.
Ya sabía por Connor que estaba con uno de sus primos por parte de mi tío Liam, al que castigaron por algo bastante más grave que irse de farra,