Cap. 8 No hay problema.

No pude dormir nada, el recuerdo de todo lo que pasó ayer no me dejó. Sus palabras retumbaron por mi cabeza toda la noche, cada palabra fue una puñalada que fui enterrando aún más al recordarlas. Me siento tan dolida que no crean, que no pasó por mi mente envenenarlo cuando preparaba el desayuno.

Tengo tanta rabia que tenerlo frente a mí me causa náuseas, así que me entretengo en limpiar en lo que él y mi hijo desayunan y después subo con mi hijo con el pretexto de alistarlo para el colegio para no sentarme frente a él a desayunar. No hubiera podido, de seguro, hubiera terminado vomitándole en la cara por el asco que me causa.

Hoy pedí que el transporte de la escuela pasara por Liam, solo lo pido cuando tengo que ir a hacer el súper temprano, pero esta vez es porque no me siento con ánimos y no quiero arriesgar a mi hijo con una loca al volante y porque necesito tiempo para averiguar muchas cosas. Así que bajó a entregar a Liam. Carlo no se ha ido y eso me pone nerviosa. Ya es tarde y no es normal que él siga en casa, yo me voy de vuelta a mi habitación para hacer tiempo a que se vaya, no quiero verlo.

—¿Será que podemos hablar? —Pero a parecer él tiene otros planes, así que entra a mi habitación sin tocar como es costumbre.

—¿De qué? ¿Del café? —Sin poder evitarlo, le respondió con preguntas sarcásticas que de nuevo han hecho que él se sorprenda.

—Del café, de los documentos que no has firmado, pero sobre todo de tu actitud.

—Carlo, ya es tarde. Llegarás retrasado y yo tengo prisa, tengo que hacer el súper y regresar a tiempo a casa para hacer la comida y tener tu cena lista.

—¿Crees que me puedo ir así? ¿Con todo esto? Amalia, algo te pasa y quiero saber qué es: me respondes, me ignoras, desconfías de mí. Pasamos una noche hermosa y parece que para ti no significo nada. —¿Una noche hermosa? ¿Le llama a una noche hermosa al solo entrar en mí como si yo fuera una muñeca inflable? Quisiera reprocharle tantas cosas, una de esas, el que nunca hemos tenido una noche hermosa, solo encuentros rudos, que me lastiman. Nunca he sentido placer, solo dolor.

—No está pasando nada, solo no servir una taza de café, no firme porque no está el visto bueno de John y, en cuanto a nuestra noche, es como siempre un encuentro que se da cada año y después regresamos a nuestra rutina, no sé dónde hay un problema.

—¿Ha hecho eso? ¿Qué no he estado contigo en mucho tiempo? Amalia, sabes que vivo bajo mucha presión y que necesito descansar. Pero cariño, me esforzaré por atenderte más seguido —se acerca a mí intentando abrazarme, yo retrocedo.

—No es eso, yo entiendo tu trabajo y la presión con la que vives, eso nunca ha sido un problema y no hay un problema, por eso, eres tú quien lo está malinterpretando —Le doy la vuelta a la cama y me voy a mi vestidor. Pero su solo cercanía me produce repulsión. ¿Cómo pudo intentar tocarme cuando ayer estuvo con esa?

—¿Estás, segura?

—Sí, anoche, solo estaba cansada, no sé por qué haces tanto problema por una taza de café —Me justifico.

—Bien, si tú dices que no hay problema, está bien. Aun así, hoy procuraré llegar temprano para estar un rato juntos. —Se acerca y me da un beso en la mejilla susurrando seductoramente a mi oído —.Nos vemos en la noche, cariño —dice y se va.

Me limpió con asco su beso, y ojalá en verdad hoy si se le atravesase algo en la oficina y llegué muy tarde, porque si no sé como padre soportarlo.

Me voy a la ducha y tallo con fuerza mi mejilla, aún siento su tacto y eso me llena de asco, no quiero volverlo a sentir siquiera cerca de mí. Pongo mi bata para salir a vestirme y de pronto mi celular comienza a sonar. No es necesario que revise, sé quién es y eso me acelera el corazón. Me quedo quieta sin saber qué hacer, me jure terminar con esto, no creo que esté para estas cosas y menos con todo lo que está pasando.

Me quedo quieta esperando a que deje de sonar. Hemos acordado que, si después de tres tonos no respondo, es porque estoy ocupada, así que dan tres tonos y se cuelga. Pero esta vez no se sigue la regla, el teléfono vuelve a sonar. Esto no es normal y me preocupo, más al recordar que ayer estuvo bebiendo. ¿Y si le pasó algo?

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP