Cap. 9 Iré por ti.

—Bueno —Es lo único que respondo al contestar, no estoy siquiera segura de que sea él.

—Amalia, mi amor, por fin respondes. Ayer estuve esperando tu llamada, ¿te pasó algo? ¿Por qué no me llamaste? —Dice con angustia.

—No, no pasé nada, solo me ocupé con algunos asuntos.

—Qué alivio, no sabes lo preocupado que estaba, pensé que ya no me responderías más. Sentía que me moría.

—Rohan, no digas esas cosas, nadie se muere por no recibir una llamada.

—Yo sí, yo sí lo haría porque es la única forma en que sé de ti, la única manera en que te tengo cerca. Te amo, Amalia, y si te perdiera no sé qué sería de mí. Si algo te pasó, me volvería loco. ¿De veras estás bien? —Sus palabras suenan tan sinceras, pero ante lo que he vivido no sé si creerle.

—Tranquilo, estoy bien, solo me ocupé con cosas de la casa.

—Prende la cámara, quiero ver que dices la verdad, quiero verte.

—No, pero es que voy saliendo de la ducha y …

—Y así está mejor, te extraño. Muero por verte, por favor, mi vida, déjame admirarte, prende la cámara. —Sus palabras hacen que mi cuerpo se estremezca y, sin pensarlo más, lo hago, prendo la cámara.

—Wow estás tan hermosa, no sabes lo que daría por estar ahí contigo. Abre la bata, por favor, déjame verte, ya que no puedo sentirte. —Me pide, pero yo estoy hipnotizada ante lo que está frente a mí y es que él está sin camisa y pantalón, solo está con su bóxer ajustado.

—Rohan, no creo que sea el momento yo.

—Siempre es momento para amarnos, por favor, déjame ver lo hermosa que eres —Sus palabras me hacen sentir tan bien, pero el engaño de Carlo, me tiene confundida.

—¿De verdad crees que soy hermosa?

—Claro que lo creo, pero la que parece no creerlo, eres tú. Hagamos algo, vamos a tu espejo —obedezco—. Ahora abre tu bata y quiero que la dejes caer, para que observes con claridad el porqué me tienes hecho un loco.

—No creo que sea tan espectacular —Confieso al verme, estoy completamente desnuda, pero mi cuerpo no me hace sentir exactamente tan bella.

—¿No? ¿Cómo puedes decir eso ante la imagen tan perfecta que está ante ti? Mira esos senos tan firmes y hermosos, tócalos masajéalos con delicadeza, siente lo perfectos que son —Dice en susurro y yo solo obedezco —Ahora quiero que vayas acariciando cada centímetro de ti, quiero verte —De nuevo obedezco y voy bajando mis manos por mi abdomen, acaricio mis muslos —Ahora lleva tus manos a tu centro, introduce tus dedos y masajea en círculos, con delicadeza.

Hago todo lo que él me pide, me pierdo en la sensación, cierro mis ojos y voy sintiendo como el placer se va incrementando. Involuntariamente, salen de mis gemidos de placer.

—Así, mi amor, sigue así, no pares —él dice con voz entre cortada.

Abro mis ojos y ve por la pantalla como él ha bajado su bóxer y exprime con fuerza su miembro mientras su mirada está fija en mí. Nuestras miradas se conectan, es algo que no sé cómo explicarlo, pero es como si su mirada atravesara esa pantalla y la siento, lo siento aquí. Ambos seguimos hasta terminar ambos en un gemido de placer, llegando ambos al clímax. Mi cuerpo escurre, y el de él también.

—No sabes como extrañaba verte y sentirte. Ahora dime, ¿ya lo viste? ¿Ya sentiste lo hermosa que eres? Y no solo lo digo por tu cuerpo, sino esa bella alma que hay en ti.

—Rohan, no sabes cómo quisiera estuvieras aquí —confieso con cierta tristeza, porque sé que esto es una fantasía, un sueño que tal vez nunca lo conozca en realidad, pero que sería un sueño hermoso.

—Yo también quisiera estar ahí, para cuidarte, mimarte. Para hacerte mía una y otra vez, para pasear juntos, dormir abrazados y no separarme de ti nunca.

—Eso sería hermoso, pero solo es un sueño, Rohan —Pongo mi bata y me siento en la cama —. Esto que me haces sentir es muy hermoso, pero creo que lo que debemos hacer parar esto es solo un sueño.

—Sabes que no lo es, esto es real.

—No, no lo es, cada una tiene su vida hecha, yo tengo que ver por mi hijo, por mí y no puedo seguir con esto. Tú debes buscar una mujer que te ame, que tengas cerca y que sea libre. —Le digo la verdad, le explico la realidad de esto y, aunque me duela, yo también tengo que entenderlo. Esto ha sido un bello sueño y nada más hoy lo tomaré como mi regalo de consuelo ante tanto dolor y pararé aquí.

—No, yo ya tengo a la mujer que amo y esa eres tú y te lo voy a demostrar, solo dame un poco de tiempo e iré a ti —dice y yo me quedé sorprendida ante esto, nunca había mencionado nada sobre vernos o que él venga a mi país o yo al de él, pero esto no me lo esperaba.

—¿De qué estás hablando?

—De que no puedo seguir así, de que no puedo vivir lejos de ti, de que quiero conocerte y tenerte cerca. De que iré por ti, te lo juro.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP