Por Pupy
Me distraje por la sonrisa entre divertida y sarcástica de mi empleada, sin ver como mi amante y mi esposa, caminaban hacia mi oficina.
Vi a Kika, corriendo y diciendo algo, pero nadie la escuchaba.
De repente tenía delante mío a mi esposa y a mi amante, detrás de ellas, estaba Emma, que parecía estar disfrutando un espectáculo imperdible, aunque permanecía seria, sus ojos gritaban que se estaba divirtiendo.
Kika estaba en la puerta, sin atreverse a entrar, sin control, estaba agitada y notablemente nerviosa, porque era su responsabilidad que Grace estuviera en mi oficina en ese momento.
También era responsabilidad de la seguridad, porque la dejaron entrar, sabiendo que estaba mi esposa en el edificio.
Una vez que Grace estuvo dentro, tendrían que haberla llevado a alguna sala de reuniones y entretenerla hasta estar seguros de que Nicoll ya no estaba en la empresa.
Falló todo.
También Grace, por venir sin avisar.
No era mi esposa, era mi amante y parecía que ella no entendía el título que ostentaba.
Yo estaba tranquilo.
Quizás era el momento de terminar con mi matrimonio, ya que Nicoll no era tonta, le podía decir que Grace era solamente una modelo que cubría alguna de nuestras publicidades, o que la patrocinaba por su título, como reina de belleza, pero todo caía en un saco roto.
Tampoco le hablaría de divorcio delante de mí amante, es un respeto que le debo y sería darle un poder a Grace que no estoy dispuesto a darle.
-Buenas tardes, Grace ¿Cómo estás?
Sin darle tiempo a contestarme, seguí hablando.
-Ya dejé instrucciones a la gente de Marketing para la próxima publicidad.
Su cara palideció.
-Creo que ya conocés a Nicoll, mi esposa.
Su sonrisa terminó por desaparecer.
Con esas palabras evité que mi esposa hiciera otro escándalo.
Grace supo que debía callarse la boca.
-Ya que estás acá, tendrías que firmar el contrato, que mi secretaria te lleve a la sala de reuniones, en breve alguien te va a acercar el contrato.
Dije casi con frialdad.
Los inmensos ojos azules de mi amante me miraban sin entender demasiado.
Lo que iba a firmar era el contrato de nuestra relación.
Su presencia en mi oficina en ese momento me decía que no estaba equivocado y que tendría que haberlo hecho antes.
Es verdad que, obnubilado por su belleza, le dejé pasar muchas cosas cuestiones, pero tenía que enterarse que era simplemente mi amante.
En todo caso mi amante principal, nada más.
-Emma, por favor, acompañá a la señorita Obban a la sala de reuniones, en un momento le van a hacer llegar un contrato.
-Sí, señor, por favor, acompáñeme, señorita.
Grace no abrió la boca, ni siquiera se despidió y por supuesto, no volvió a mirar a Nicoll.
Kika nunca se movió de dónde estaba.
Sabía que ella y yo tendríamos una conversación que le iba a gustar.
Le mandé un mensaje a Emma, para que retuviera a Grace, sabía que ella lo podría hacer, no confiaba a Kika en este momento.
No confiaba para ese tipo de cosas, mi secretaria estaba demasiado asustada por las consecuencias y por los gritos de mi esposa.
Hace mucho que tiene falla tras falla.
Sabe mantener a los empleados a raya, intimidándolos, pero… a Emma jamás va a intimidarla, y eso le va a sacar poder con las otras chicas de la oficina.
Quizás le estoy dando demasiado poder a Emma, y eso se puede volver en mi contra, pero demostró que, pese a su carácter, sabe comportarse.
En este momento, ella es la mejor opción.
- ¿Tus amantes juntas?
- ¿De nuevo? Emma es una empleada y Grace es solamente una modelo.
Volví a mandar un mensaje, esta vez a mi abogado, quería confirmar que estuviera en la empresa.
Le pedí que fuera a la sala de reuniones, que llevara la documentación necesaria para el caso.
-Si mal no recuerdo, te estabas yendo.
Le dije a Nicoll, con una voz fuerte y decidida.
-Esta noche en casa, vamos a hablar.
Quiso acusarme mi esposa.
-Por supuesto que vamos a hablar, espero que no lo olvides.
Nicoll se puso pálida y sus labios temblaron, sabiendo que sus amenazas eran nada para mí, se fue y esta vez salió del edificio.
Salí de mi oficina y en cuanto me vio, Kika se acercó inmediatamente.
-Señor, quería disculparme, aunque la responsabilidad de que su esposa se cruzara con la señorita Obban, fue de Emma.
Kika tenía muchos defectos y acababa de descubrir otro más.
Era cobarde y no se hacía cargo de sus errores.
-Kika, sos la responsable de todo lo que sucede en esta oficina, estás inmediatamente por debajo de mí. y tenés que cuidar mi espalda.
-Yo le ordené a Emma que…
No permití que siguiera hablando.
-Seguime.
Me dirigí a mi oficina, no voy a discutir nada delante del personal.
Me apoyé en mi escritorio, ni siquiera di la vuelta, ella permanecía parada frente a mí.
- ¿Qué le ordenaste a Emma? Sabías que estaba mi esposa en mi oficina y en lugar de actuar inmediatamente, delegaste, si hubieras sido más responsable, ese encuentro no hubiera sucedido.
-Emma tardó en atender a Grace, ella no cortó a tiempo una llamada telefónica.
-Eso te hace responsable a vos, no a ella, quizás estaba hablando con un cliente.
-También podría haber estado hablando con uno de sus novios, esa chica es problemática.
-No desvíes la conversación ¿Le indicaste a Emma quién era Grace?
-Grace Obban es conocida, todos saben que es modelo.
-Me cansaste, no me refiero a reconocerla, sino a saber su papel en… esta oficina.
No se lo iba a dejar tan fácil.
-No puedo estar desparramando chismes sobre tu vida privada.
Recién dijo que Emma tenía más de un novio.
Eso también es chismear.
-Entonces debiste haber atendido personalmente a Grace.
-Pero Emma…
-Emma no es la encargada de esta oficina, vos sí.
-Sin embargo, esa chica es problemática, le pidió a tu esposa que se identifique, le dijo que no le podía dar acceso a tu oficina.
-Repito.
Dije con vos cansada.
-¿Ella sabía que Nicoll era mi esposa?
-Es su deber saberlo, todos lo saben.
-Tu deber es informarle y formarla para que pueda manejarse con soltura.
-Ella piensa que sabe más que yo.
Dijo con resentimiento y yo sentí que esa conversación no iba a llevar a nada, solamente iba a escalar en desacuerdos.
-Kika, no pienses que desviaste el tema principal, no me olvido, por otro lado, estás opacando a alguien y tus omisiones, para que ella se equivoque, terminaron de una manera que no fue conveniente.
-No, eso no es así.
-Tenés una puerta abierta, pero no está abierta de par en par, no lo olvides, no quiero más errores tuyos.
Sali de allí, con Kika detrás mío, balbuceando mil excusas.
Me dirigí a la sala de reuniones, en la antesala estaba mi abogado, acompañado por uno de nuestros escribanos.
Martín Pantoja era eficiente, rápido para resolver problemas y yo confiaba en él.
-Buenas tardes, Pupy.
Dijo murmurando.
-Grace está acompañada por una empleada nueva, que no sé cuánto tiempo más le va a tener paciencia.
- ¿Quién a quién?
-Emma a Grace, te cuento que la trata como si fuera una persona cualquiera, no está impresionada por tener delante suyo a una Miss que iba a competir por un título mundial.
Sonreí, ese título obnubila a muchos, los hombres veían a Grace pensando que era la mujer más bella del país.
Es bella, claro, bellísima, hermosa por donde se la mire, perfecta, las mujeres la envidian, los hombres la desean, yo mismo pierdo la cabeza por ella, o… la perdía…
Fue la reina de belleza, porque la patrociné.
Ese concurso tiene sus secretos, claro que las mujeres que llegan tienen que tener mil cualidades, pero sin alguien que… responda por ellas, esas cualidades no alcanzan para llegar.
- ¿Hace mucho que están acá? ¿Las viste entrar?
-No, solamente estamos esperando tu decisión, no sabía si querías hablar con la señorita Obban o si preferías que tratemos nosotros el tema.
-Entramos los tres, ya no quiero perder tiempo.
-Perfecto.
Antes de entrar me detengo un momento.
-Es inaudito que haya venido sin cita y esto es por algo que sucedió anoche.
Le comento ligeramente lo sucedido la noche anterior y el encuentro con Nicoll.
-Prepará los papeles de divorcio, por el momento no le pongas fecha, pero los quiero urgente.
Martín asintió en silencio, mientras que el escribano pertenecía en silencio.
- ¿Conocés a Emma Fonda?
Le pregunto antes de abrir la puerta.
- ¿La empleada que está con Grace Obban?
-Sí.
-No, no la conozco ¿Sucede algo?
-Nada, por el momento, nada.
Al entrar, vi a Grace y a Emma, juntas, con actitudes muy distintas.
Sus atuendos eran distintos.
Emma estaba formal, casi discreta, con el uniforme de mi empresa, aunque ella no precisaba más para llamar mi atención.
¿Llamar mi atención?
No supe porque pensé eso.
Miré a Grace, tenía un vestido rojo, ceñido, que realzaba toda su belleza, su maquillaje era exagerado para la hora del día, eso nunca lo había notado, claro que le quedaba espectacular, sus largas piernas se destacaban entre sus zapatos de taco alto y su falda corta, siempre se destacaba, estaba acostumbrada a lucir espléndida aun cuando se despertaba luego de una noche de pasión.
Claro que Nicoll le tenía celos, aunque mi esposa era bella y tenía clase, Grace se destacaba, debía ser, sin dudar, una de las mujeres más bellas del país.
Mi vista recayó en Emma, era un poco más baja que Grace y más delgada, pero también era llamativa.
Mi empleada debía medir cerca de 1,70 y su cuerpo…
Aparté la mirada.
Esto hoy no se trataba de Emma, ni de su desacato continuo, ni de su carácter impetuoso.
Era el momento de que Grace firmara el contrato que redactó mi abogado.
Por un momento pensé que Emma mandaría a la m****a si alguien le propusiera firmar algo así.
Me gustaría comprobarlo… puedo hacer que firme un contrato de confiabilidad…
Va a ser divertido otro enfrentamiento, donde yo tenga el poder absoluto.