Por Emma
Cada día me cuesta más rechazar a Pupy.
Luego de ese día en que terminamos teniendo relaciones, en su oficina, sin poder ahogar el fuego que se apoderó de mí, contagiada por la intensidad de sus besos, tengo sentimientos encontrados.
Jamás pensé que mi jefe, con su sonrisa seductora, su encanto absoluto y esa seguridad total, que lo hacía dueño del aire, me cambiaría la existencia.
No sé cuanto voy a resistir.
Para evitar toda tentación, lo lógico es desligarme por completo de Textil Norte, pero por alguna razón, cada día estoy más involucrada.
Tampoco puedo olvidar el día en que volví sola a mi departamento.
Esa noche me sigue doliendo.
Es un punto inflexible, es un límite.
Pupy puede estar metido muy dentro de mí, pero aunque cada noche los recuerdos de sus besos se apoderan de mi cuerpo, de alguna manera voy a tomar el control de mi vida, voy a agarrar el timón de ese barco que él pretende que esté a la deriva para amarrarlo hacia su puerto.
Espero que el día que tuvimos r